El lunes, al anunciar su marcha, Justin Trudeau comenzó el año ofreciendo un gran regalo a los conservadores, al Bloc Québécois y al NDP.
¡Tres meses! Sí, tres meses.
Noventa días de preparación en previsión de la próxima campaña. Porque está claro que el Gobierno del nuevo líder liberal caerá en la primera oportunidad, a finales de marzo.
Por tanto, los canadienses deberían acudir a las urnas el 5 o 12 de mayo, dependiendo de cuándo se realice el primer voto de confianza.
no es un regalo
Para el nuevo líder liberal, que se convertirá en primer ministro de facto, esto será todo un desafío.
Será elegido el 9 de marzo. Así que tendrá dos semanas para prestar juramento, formar un consejo de ministros (si quiere hacer cambios) y preparar su discurso al trono.
Al mismo tiempo, él y su equipo tendrán que prepararse para la próxima campaña. No es fácil reclutar futuros candidatos cuando no saben quién será su jefe.
Además, la financiación no es fácil, porque ya se habrán solicitado donantes para la carrera por el liderazgo.
Mal rompecabezas. El nuevo Primer Ministro liberal podría decidir lanzar la campaña antes de ser derrotado.
Por su parte, los partidos de oposición tienen el lujo del tiempo y pueden perfeccionar sus estrategias.
el caos
Literalmente, nuestro país está sumido en el caos. Canadá nunca ha estado en tan mala situación política. Es desgarrador.
Pero bueno, tenemos que creer que tenemos que atravesar una brecha para que la población pueda tener una opción real durante la próxima campaña.
Así, mientras los liberales hablan entre ellos para intentar salvar el mobiliario, los demás partidos políticos hablan con los quebequenses y los canadienses, quienes decidirán el próximo mes de mayo.