El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta la tasa de crecimiento económico de Marruecos en un 3,2% en 2025, en un contexto en el que se espera que la inflación global disminuya del 4% en 2024 al 3,4% en 2025, proporcionando alivio a los hogares y las empresas.
Se espera que el PIB de Marruecos crezca un 3,2% en 2025 y un 3,4% en 2026, según un informe publicado recientemente por las Naciones Unidas.
El informe, publicado el jueves por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU en Nueva York, proyecta un crecimiento económico global del 2,8% en 2025, impulsado por una menor inflación y una flexibilización monetaria en curso.
“Aunque la economía global ha demostrado resiliencia frente a una serie de shocks cada vez más fuertes, el crecimiento se mantiene por debajo del promedio prepandemia del 3,2%”, destaca el informe.
Muestra que los desafíos persistentes, incluida la débil inversión, el lento crecimiento de la productividad y los altos niveles de deuda, continúan obstaculizando la recuperación global.
Para África, la ONU pronostica un crecimiento económico modesto, del 3,4% en 2024 al 3,7% en 2025, impulsado por la recuperación de las principales economías. Sin embargo, se espera que los crecientes costos del servicio de la deuda, las limitadas oportunidades de empleo y los crecientes efectos del cambio climático ensombrezcan las perspectivas del continente.
Se espera que los principales bancos centrales sigan recortando las tasas de interés a medida que disminuyan las presiones inflacionarias. Sin embargo, en muchos países en desarrollo se espera que la inflación se mantenga por encima de los promedios históricos, y es probable que uno de cada cinco experimente tasas de inflación de dos dígitos en 2025.
Marruecos ha superado su objetivo turístico, alcanzando 17,4 millones de visitantes a finales de 2024, dos años antes del objetivo de 2026.
El informe pide medidas multilaterales audaces para responder a crisis interconectadas como la deuda, la desigualdad y el cambio climático. Insta a los gobiernos a priorizar las inversiones en energía limpia, infraestructura y sectores sociales esenciales como la salud y la educación, evitando al mismo tiempo políticas fiscales demasiado restrictivas.
“Los gobiernos deben adoptar políticas con visión de futuro y marcos regulatorios integrales para promover la extracción sostenible, la distribución equitativa de los beneficios y las inversiones en el desarrollo de la capacidad de producción para maximizar los beneficios del desarrollo”, dice el informe.
MK/SF/te/APA