La idea de que un desempleado pueda recibir tanto como un trabajador es chocante, pero es una realidad en determinadas configuraciones. Georges-Louis Bouchez, presidente del MR, insiste en la necesidad de garantizar una diferencia mínima de 500 euros al mes entre quienes trabajan y quienes no trabajan.
Pero no siempre es así, como explica el economista Philippe Defeyt del Instituto de Desarrollo Sostenible.
En Bélgica, una persona inactiva recibe prestaciones, como el desempleo o la renta de integración social, a las que se pueden añadir varias ventajas: aumento de las asignaciones familiares, tarifa social de la energía, aumento del reembolso de los cuidados gracias al estatus BIM o nuevas reducciones en los abonos de transporte.
Un ejemplo concreto
Tomemos el caso de una madre soltera con dos hijos que depende del CPAS. Puede recibir 1.700 euros al mes, además de un aumento de las asignaciones familiares y de las cuotas sociales..
Si acepta un trabajo a tiempo parcial, estas ventajas corren el riesgo de desaparecer. A cambio, ella debe pagar tarifas adicionalescomo cuidado de niños o transporte.
Resultado: en este caso específico, la reelaboración no presenta ninguna ventaja financiera. Esta paradoja puede explicarse por el sistema belga, que combina apoyo financiero directo y ayuda indirecta.
Si bien estas medidas garantizan una fuerte protección social, también pueden crear “trampas de inactividad”, donde la brecha entre trabajar y no trabajar se vuelve insignificante.
Una realidad marginal
A pesar de estos casos particulares, Philippe Defeyt insiste en que, en la mayoría de las situaciones, el trabajo sigue siendo más remunerativo. Hay una diferencia de al menos 500 euros entre el salario y las prestaciones por desempleo, a menudo mucho más, explica.
Derramar un salario mínimo de 2.070 euros brutos (es decir, aproximadamente 1.800 euros netos), un trabajador toca mucho más queuna persona desempleada que recibeal inicio del período, 1.430 euros al mes. Sin embargo, la brecha se reduce para los trabajadores a tiempo parcial o en situaciones precarias, lo que hace que el regreso al trabajo a veces sea poco atractivo.
Repensar el sistema
Para resolver estas disparidades, se consideran varias soluciones. Philippe Defeyt ofrece en particular:
- La individualización de los derechos sociales, para evitar que los beneficios de uno de los cónyuges disminuyan si el otro trabaja.
- Mayor apoyo a las familias monoparentales, incluida la cobertura de los gastos de cuidado de los niños.
- Contratos mínimos que garanticen salarios dignos, incluso para trabajos a tiempo parcial.
El desafío es importante: mantener una seguridad social sólida y al mismo tiempo garantizar que el trabajo siga siendo financieramente ventajoso. Pero el debate ha comenzado y las propuestas estarán en el centro de futuras discusiones políticas.
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