Caballos, gatos, perros, cabras, conejos, algunas gallinas… y niños por todas partes. Este es el proyecto imaginado por Magali Cammarata, recién llegada a Bretaña, para poner en marcha un centro educativo multipedagogo (MEM). Un sueño que ya está casi cumplido pero que ahora sólo requiere terreno para hacerse realidad. “¿Qué necesitaríamos?” Una granja, una antigua posada, un lugar insólito o una casa con al menos 2.000 m² de terreno, o incluso más si se quiere, para alquiler o alquiler en propiedad”, explica el cuarentón.
Un proyecto poco común en Francia
Es en un lugar llamado Penquer, en Ploudaniel, donde actualmente se alojan sus caballos. “El lugar es fantástico, pero evidentemente no podemos acoger al público”, describe la mujer que tiene experiencia en este tipo de iniciativas, ya que participó en ellas en Bélgica. “En Francia hay muy pocos proyectos de este tipo. Otros países van por delante en esto”, asegura Magali Cammarata. Por el momento, aunque se han explorado ciertas vías, estas no han podido materializarse.
Sin embargo, el tiempo se acelera porque la líder del proyecto, ya rodeada de un equipo listo para acompañarla, espera abrir las puertas de su MEM al inicio del año escolar 2025. “Ya tengo conversaciones con el rectorado, pero necesito un lugar para que nos dé su autorización.
En Francia hay muy pocos proyectos de este tipo. Otros países están por delante en esto
Los animales en el centro del proyecto
“En cuanto a la ubicación, no soy complicada”, sonríe la mujer que trabaja como mediadora animal y cultural. Este puede ser un lugar que va desde la península de Crozon y Châteaulin hasta el país de Abers, la costa de Legends y el territorio de Landerneau”, enumera.
“Es una casa donde acogemos a niños que necesitan algo más que una educación convencional, aunque no critico en absoluto lo que se hace allí, ni a los padres que quieren algo más para sus hijos”, describe la madre de un niño de cuatro años. chica. Nos basamos en la base del programa convencional, los niños son monitoreados, inspeccionados y salen del MEM con capacidad de integrarse a cualquier escuela, colegio o bachillerato. Ponemos más énfasis en la sensibilidad hacia la ecología pero también en la proximidad a la naturaleza, los animales o la cultura.
Matrícula a 250 € al mes.
La ambición sería poder tener dos grupos de niños, uno de 3 a 6 años y otro de 6 a 12 años, limitados a doce alumnos “para poder estar atentos a sus necesidades”. “Lo llamamos MEM porque no cerramos puertas a los métodos utilizados: Montessori, Steiner/Waldorf… El interés es implementar lo que funciona con el niño”, continúa el mediador. Si ve la luz (desde el cierre de la escuela Montessori de Brest, la región ya no cuenta con un proyecto de este tipo), el coste de esta escuela privada fuera de contrato y, por tanto, no subvencionada podría ascender a 250 euros al mes para las familias. . “Pero sabemos que algunos incluso están dispuestos a mudarse para participar en aventuras tan humanas”, sonríe Magali Cammarata, que cree que esta casa tendrá también la vocación de “participar en la vitalidad” de la ciudad donde podrá instalarse.
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