Vemos una escena bastante tranquilizadora, aunque imaginaria: una familia cena a la luz de las velas a orillas del Saona, al pie de la pasarela de Saint-Georges. Con vino y paté claramente visibles en la mesa.
Y algunos ven allí una presencia demasiado fuerte de símbolos potencialmente religiosos. Empezando por la basílica de Fourvière, pero también una mujer de pelo blanco que junta las manos y parece rezar en la mesa. En este sentido, también podemos encontrar que las ventanas de los edificios del fondo tienen forma de cruz cristiana…
Según Le Progrès, al descubrir la tarjeta de felicitación, la alcaldesa del primer distrito, Yasmine Bouagga, quedó sorprendida por la ostentosa presencia de estos símbolos. Sobre todo viniendo de Grégory Doucet, quien, por respeto al laicismo, se niega a participar en el Deseo de los Concejales desde su elección.
Sin negar que la mujer está rezando, la ciudad de Lyon anuncia que no ha dado instrucciones al artista para que incluya símbolos religiosos en el mapa.
Por lo tanto, la alcaldesa del primer distrito puede estar tranquila: no fue su ejecutivo ecologista quien pidió que la religión tuviera tanto espacio en el diseño. Aunque sea él quien lo valide y quien pagará al artista la factura de 9.000 euros sin impuestos.
Se concedió así carta blanca a estos últimos, lo que contrasta con la polémica del año pasado, donde las modificaciones exigidas por los Verdes fueron tan numerosas que los artistas repudiaron su dibujo y se negaron a firmarlo.