“Nunca deberíamos haber aceptado su cierre”: La Vraie-Croix quiere resucitar su estación fantasma

“Nunca deberíamos haber aceptado su cierre”: La Vraie-Croix quiere resucitar su estación fantasma
“Nunca deberíamos haber aceptado su cierre”: La Vraie-Croix quiere resucitar su estación fantasma
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Detrás de ella, un TER pasa como un velocista, luego otro, y otro, en unos pocos minutos. “Cada día, unos cuarenta trenes cruzan La Vraie-Croix, dividida en dos por el ferrocarril”, explica Monique Danion, alcaldesa de la ciudad de 1995 a 2020. Los habitantes ven pasar el tren, sienten su aliento… pero desde 1993, ya no suben allí. Ese año, la parada ferroviaria cerró, para “hacer más atractivo el servicio público (…) en relación con el coche privado” y “acelerar el funcionamiento de un cierto número de TER”, anunció la SNCF. Mantener la escala en La Vraie-Croix “ya no estaba justificado dada su afluencia”. Es cierto que en lo que queda del tren, es decir, un carnoso expediente administrativo (y un andén cubierto de vegetación), los documentos son definitivos: durante el invierno de 1992, la SNCF realizó el recuento de pasajeros durante un La semana terminó con una puntuación de 0. “Ya no había nadie en él, así que fuimos razonables. Eran otros tiempos”, comenta Monique Danion, entonces primera asistente.

Renuncia ante el triunfo del coche

Treinta y un años después, mientras la movilidad debe luchar contra los vehículos de un solo uso contaminantes, los servicios ferroviarios locales están decayendo. “En retrospectiva, nunca deberíamos haberlo aceptado”, juzga Monique Danion, quien, cuando era colegiala, tomó la Micheline para ir a un internado en Vannes, en los años 60. “Sobre todo desde que Redon-Rennes se ha vuelto más local. se detiene”, añade.

A principios de los años 1990, algunos residentes comenzaron a trabajar fuera de la ciudad, especialmente en Vannes. “Los trabajadores que iban a trabajar a la fábrica de Michelin no necesitaban el tren, tenían el autobús de la empresa y, en cualquier caso, los horarios de los trenes no se adaptaban a las fábricas”, explica Monique Danion. Ya en los años 80 se construyó una primera urbanización municipal, cerca de la… estación. Pero al mismo tiempo “el coche se estaba desarrollando. Hasta entonces, había principalmente uno por familia, y nos mudamos a uno para la señora y otro para el señor.

1978-2024: ¿se detendrá, no se detendrá?

En los archivos del ayuntamiento sabemos hasta qué punto la lucha por este servicio local a 20 km de Vannes, y en directa oposición al espíritu del TGV, fue un eterno recomenzar. En 1978, el tren ya no paraba en La Vraie-Croix. A continuación, el consejo municipal protestó contra “el desmantelamiento de los servicios públicos en las zonas rurales”. En 1982, volvió a asumir el cargo, invocando (ya) “el contexto del elevado coste de la vida y del aumento del coste del combustible”. En 1983, la SNCF acordó hacer otra escala en la ciudad. Siempre que “el número de pasajeros que suben o bajan sea al menos tres”. Un desafío superado con éxito, que le valió a La Vraie-Croix dos paradas diarias adicionales en 1988. Pero en 1995, Monique Danion, convertida en alcaldesa, retomó su bastón de peregrino. Relanzó la Región en 2007, luego en 2010. Después de realizar estudios, en marzo de 2012, la Región respondió que estaba esperando la llegada de la línea de alta velocidad, en 2017, que discurre por las mismas líneas, para tomar una decisión. “La adición de la escala no es viable sin renuncias en otros territorios”, escribió finalmente la Región al alcalde en 2015, porque supondría un tiempo de viaje de aproximadamente 3 minutos más entre Rennes y Vannes. Los minutos valen oro.

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