En Saint-Malo, Timac Agro apuesta por las calderas de biomasa para descarbonizar su producción

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Par

Bernardette Ramel

Publicado el

23 de diciembre 2024 a las 8:00 a.m.

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El grupo Roullier, cuya sede y centro de investigación se encuentran en Saint-Malo, quiere reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un “15 % para 2030 y un 30 % para 2040”.

Un objetivo en el que participa su histórica filial, Timac Agro France, especializada en fertilizantes y abonos.

Financiamiento de Ademe

El jueves 12 de diciembre inauguró su tercera caldera de biomasa, que cubre ahora el 80% de las necesidades térmicas de su fábrica en la ZI Sur de Saint-Malo, hasta ahora alimentada únicamente con gas.

Esto representa 2.000 toneladas de CO2 en menos al año “es decir, el equivalente a las emisiones de 1.000 coches o al consumo energético anual de 500 hogares”, indica la empresa.

La inversión, que asciende a 3,4 millones de euros, contó con una financiación de 691.540 euros de Ademe, la agencia estatal encargada de la transición ecológica.

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Suministro a un máximo de 150 km desde fábrica

Baste decir que esta inauguración fue una oportunidad para elogiar “un modelo industrial sostenible y competitivo”, en palabras de Emilia Gigova, directora general de Timac Agro France.

En concreto, la impresionante caldera, instalada en el corazón de la planta de granulación, se alimenta de residuos de la industria maderera (astillas de bosque, paletas trituradas). Se puede almacenar en el sitio el equivalente a cuatro días de consumo.

El combustible se lleva a la caldera mediante cintas transportadoras, para evitar manipulaciones adicionales por parte del personal (53 empleados).

Sobre todo, “nos abastecemos a una distancia máxima de 150 kilómetros de la fábrica”, indica Pierre-Marie Pichon, director del sitio desde hace seis años. “Ademe tiene derecho a controlar el origen de la madera. »

Está “certificado FSC y PEFC, lo que garantiza una gestión sostenible y respetuosa con los bosques”, especifica también la empresa.

El combustible para la caldera, procedente de un máximo de 150 kilómetros alrededor de Saint-Malo, llega al corazón de la fábrica mediante cintas transportadoras. ©El País Malouin / BR
La planta de granulación Timac Agro, ubicada en la ZI Sud, emplea a 53 personas. El 80% de las necesidades térmicas ya están cubiertas por una caldera de biomasa. ©El País Malouin / BR

Polvo tratado

Si bien Saint-Malo ya está sobreexpuesto a determinadas partículas finas del aire, ¿qué pasa con las emisiones relacionadas con la combustión de madera?

“Estaba en nuestras especificaciones: tenían que ser absorbibles por el proceso ya existente. Esto comienza con la elección del combustible: solo utilizamos madera en bruto, para no dejar residuos, por ejemplo, de pintura quemada. »

Pierre-Marie Pichon

El proceso utilizado permite “capturar el 99,5% de las partículas finas”, indica también el comunicado de Timac Agro.

Se trata de un filtro de mangas, a la salida del secador, que bloquea el paso del polvo y permite su reintroducción al circuito de producción. Los compuestos gaseosos son capturados mediante “agua pulverizada”: pasan a través de una torre de lavado de 17 metros. Los humos salen al aire libre a través de una chimenea, donde un sensor mide la concentración de amoníaco (gas precursor de partículas finas).

“Recetas respetadas”

Son estas emisiones (así como las de la fábrica de Quai Industrie en el puerto de Saint-Malo) las que se rigen por decretos prefecturales y son objeto de una comisión de seguimiento de las instalaciones desde 2020. “Nunca he visto instalaciones industriales tan vigilado como el suyo, y no sólo por el Estado”, declaró Philippe Brugnot, subprefecto, durante la inauguración, precisando que “todas las exigencias de los decretos son respetados”.

Sin embargo, tenga en cuenta que aún está en curso un procedimiento judicial relacionado con la superación de los valores límite de emisión de amoníaco entre 2018 y 2021.

La histórica fábrica de Timac, en el puerto de Saint-Malo, también dispone de una caldera de biomasa, pero sólo se utiliza para una parte de su producción. Una nueva inversión debería permitir ampliar su uso.

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