El río Casamance, pulmón vital para miles de familias que viven de la pesca y la agricultura, está hoy amenazado por una crisis ecológica sin precedentes. La invasión de plantas acuáticas invasoras, como la tifa y los nenúfares, así como el aumento de la sedimentación, especialmente en torno a Sare Yoba Diega y sus alrededores, comprometen gravemente el futuro de este curso de agua.
En Kegnekegne Bato, las consecuencias de estos fenómenos son particularmente visibles. Las actividades pesqueras, que constituyen el principal medio de vida de los habitantes, están experimentando un drástico descenso. Las poblaciones, ante unas capturas cada vez más bajas, se dicen desanimadas y piden una intervención urgente.
Un llamado de ayuda para salvar el río
Los pescadores locales no son los únicos que hacen sonar la alarma. Miembros de la Asociación de Periodistas Reporteros de Kolda (AJRK), sensibles a la magnitud de la crisis, llevaron el llamamiento a las autoridades y a los defensores del medio ambiente. Su objetivo: generar movilización en torno a la protección del río Casamance. “Este río es una riqueza inestimable, no sólo para Casamance, sino para todo Senegal. Si no se hace nada, generaciones enteras se verán privadas de sus medios de subsistencia”, afirmó un miembro del AJRK.
Soluciones a considerar
Ante esta emergencia ecológica, expertos y defensores del medio ambiente están barajando varias vías:
Control de plantas acuáticas: Es urgente implementar campañas de limpieza para eliminar la tifa y los nenúfares que asfixian el agua y reducen las áreas aptas para la pesca.
La lucha contra la sedimentación: Se podrían considerar obras de desarrollo, como el dragado, para restaurar el lecho del río y mejorar la circulación del agua.
Participación de la comunidad: las poblaciones locales deben estar en el centro de las soluciones, particularmente a través de la capacitación sobre técnicas sostenibles para la gestión de los recursos acuáticos.
Un futuro incierto sin una acción rápida
El río Casamance, símbolo de vida y abundancia, se encuentra hoy en un punto de inflexión decisivo. Si no se toman acciones concretas rápidamente, las consecuencias podrían ser irreversibles, no sólo para los ecosistemas, sino también para las comunidades humanas que dependen de ellos.
Las poblaciones locales, los miembros de la prensa y los defensores del medio ambiente piden una intervención rápida y concertada. La salvación del río Casamance bien podría ser un reflejo de la capacidad colectiva para proteger uno de los tesoros naturales de Senegal.