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Una solución inmobiliaria eco-responsable
En el corazón de estas viviendas de 18 m², todo está pensado para minimizar al máximo el impacto medioambiental. “Las minicasas están construidas en un 95% con madera, francesa, ya que tenemos la suerte de ser un país rico en bosques”, sonríe Nathan Macé, cofundador de P’tits Pénates, la empresa responsable de su fabricación en Loira Atlántico, que También pide a una empresa francesa que siga promocionando el made in France.
“Trabajamos mucho con la empresa Joubert Plywood de Charente, que fabrica madera contrachapada y no envía madera a los países del Este ni a Asia. » El aislamiento parte de un modelo de economía circular, ya que está fabricado a partir de textiles reciclados. “En los modelos tiny, los cimientos de hormigón son en realidad un remolque hecho de acero y 100% reciclable. » Las losas que rodean las minicasas también fueron diseñadas de forma eco-responsable por la startup Purple Alternative. “Han desarrollado una solución de revestimiento exterior a partir de residuos plásticos que permite el paso del agua de lluvia y evita así la artificialización del suelo”, añade Romuald Gadet, director de innovación de Néolia.
“Aprendimos mientras caminábamos”
Trabajando bajo la bandera Sacha (Société Anonyme de Coordination Habitat et Développement du Doubs), las organizaciones Néolia y Habitat 25 desean, a través de este proyecto eco-responsable, remediar un contexto inmobiliario tenso en el sector. Y en un principio las minicasas ecológicas y temporales en Pontarlier eran una locura. “Aprendíamos mientras caminábamos, ya que teníamos poca perspectiva”, afirma Romuald Gadet. Actualmente situadas en la calle Antoine-Patel, el pasado mes de marzo se inauguraron cinco minicasas que dan fe de la viabilidad del proyecto. Actualmente se está discutiendo la extensión de este proyecto de minicasa al mundo médico, “que sufre, por un lado, problemas de atractivo y, una vez contratado, problemas de vivienda”, concluye Romuald Gadet.
Facilitar la contratación de empresas locales
Este proyecto ha llegado a buen término gracias a la inversión de algunos actores económicos de Pontissa, en particular la empresa Schrader Pacific. “Esta empresa tuvo la suerte de ser propietaria de terrenos, y además de terrenos libres, en los que podíamos instalar a los inquilinos: había tal alineación de los planetas que no buscamos más. » Alquiladas a 360 euros por 18 metros cuadrados, el perfil de los inquilinos temporales de estas cinco minicasas es más bien “proteico”. En Schrader tenemos dos inquilinos: un estudiante que trabaja y estudia y otro empleado que acaba de conseguir un contrato indefinido. Keolis, la empresa de autobuses, alquila otras dos casas, lo que les permite alojar a sus empleados en misiones de algunos meses”, indica Romuald Gadet, director de innovación de Néolia. Este último lo alquila el Sindicato Mixto del Mont d’Or, lo que le permite ofrecer alojamiento a uno de sus temporeros. “A veces perdían oportunidades profesionales porque los precios en las estaciones eran demasiado altos”, añade este último.
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