Las milicias suizas fuerzan cada año durante el servicio militar a más de 100.000 cargadores vacíos con palas. Y si en general todo va bien es porque aprenden a manejar su arma con cuidado. Al menos sobre el papel. Porque cuando observamos las recientes decisiones de la justicia militar, a veces hay motivos para temblar.
En los cuarteles o en el campo se producen regularmente tiroteos inoportunos, informa el lunes “Blick”. Al examinar las decisiones de la justicia militar a lo largo de un mes, el diario identificó tres. En Frauenfeld (TG), un joven recluta apuntó recientemente a una pared con la esperanza de solucionar un problema técnico con su rifle. En Schwyz, un soldado disparó accidentalmente mientras manejaba su arma y la bala atravesó una puerta. Otro incidente involucró a un soldado cuyo rifle se enganchó en su equipo, lo que provocó un disparo.
En estos tres casos nadie resultó herido, pero el peligro era muy real. Sin embargo, las sanciones siguieron siendo relativamente leves. Los soldados implicados recibieron sentencias suspendidas, que oscilaban entre 10 y 26 días de multa. Pero a veces la historia no termina tan bien: en 2023, un disparo involuntario dejó tres personas heridas en Gossau (SG). Y en 2019, en Bière (VD), un recluta fue herido en el pie por el disparo accidental de un compañero.
¿Cuántos incidentes se registran cada año? Imposible saberlo: el ejército no lleva estadísticas. Pero los datos de Suva indican que dos soldados sufrieron heridas de bala en 2022 y seis en 2023.
“La sensibilización y la formación en el manejo de armas son prioridades”, subraya Mathias Volken, portavoz del ejército, consciente de lo delicado del tema. Durante el entrenamiento básico, estos se realizan varias veces a la semana. Los portadores de un arma tampoco deben apuntar nunca hacia algo que no quieran tocar”. Para respaldar su declaración, el ejército lanzó una campaña interna de carteles.