EL EDITORIAL DE RAPHAËL LEGENDRE. Regalo de bienvenida de Moody’s a François Bayrou: la agencia de calificación rebajó el sábado la calificación soberana de Francia. ¿Y si ésta fuera una oportunidad para el nuevo Primer Ministro?
La sorpresiva rebaja de Moody’s debería servir como una llamada de atención a los sonámbulos que no ven lo que está pasando. Pienso en todos nuestros parlamentarios que, durante el debate presupuestario, fueron incapaces de aceptar el más mínimo esfuerzo para sanear nuestras cuentas públicas.
Ni siquiera me refiero al Nuevo Frente Popular, que siempre exige más: más gasto, más impuestos… Pero Senadores que redujeron a la mitad los cinco mil millones de ahorros solicitados a las autoridades locales, mientras que su gasto aumentó en 64 mil millones desde Covid. Pienso en Laurent Wauquiez, que ha desbaratado los escasos ahorros solicitados a los jubilados cuando las pensiones han aumentado un 10% en dos años y éste es, con diferencia, el primer gasto público. Pienso en Marine Le Pen, que se opone al reembolso parcial de los medicamentos mientras las cuentas de la Seguridad Social se tiñen de rojo… Algunos ejemplos entre muchos otros para ilustrar la alegre irresponsabilidad que reina en el Parlamento.
Los problemas de Legendre: ¿Un gobierno más estricto en 2025? – 16/12
¿La calificación de una agencia cambiará algo? No estoy seguro. Pero si no hacemos nada, el año que viene habrá un déficit del 6,3%, peor que este año (6,1%), y una deuda del 120% del PIB al final del quinquenio. No podemos decir que no fuimos advertidos.
Liga de deuda 2
La factura ya está pagada. El diferencial ha aumentado en 35 puntos básicos desde la disolución. Se trata de un aumento de 1.200 millones de euros en la carga de la deuda a partir del próximo año y de 10.000 millones en diez años.
Sobre todo, estamos a un paso de la categoría individual A y ahí está la salida de la deuda de los clubes de primera división. La factura no será la misma para colocar nuestros 300 mil millones en refinanciación al año. Estamos sentados –estoy sopesando mis palabras– sobre una verdadera bomba financiera.
Cuando explote, ya no será una cuestión de rigor, sino de austeridad. ¿La diferencia? Rigor, lo elegimos nosotros; Se les está imponiendo la austeridad. Personalmente prefiero el rigor.