En sus pequeños cuadernos, Jacques Lutier anota manualmente el seguimiento de sus distintas acciones. Nada sorprendente para este ex gestor patrimonial y ex empleado del prestigioso banco privado Neuflize Schlumberger Mallet. Murió en noviembre de 2016, a los 94 años. Su esposa, Colette Lutier, le sobrevivió algunos años, antes de partir en septiembre de 2021, a los 93 años.
La pareja vivía en Nouans-les-Fontaines. Jacques y Colette no tuvieron hijos. En su testamento, estos últimos habían designado como legatario universal a su comuna, a la que estaban adscritos. Con, en herencia, una casa y un terreno en el lugar, una plaza de aparcamiento en París y un terreno de bosque en Saint-Aignan (Loir-et-Cher). Y, sobre todo, casi 30 millones de euros en acciones.
“No creo que sea asunto de nadie”
Según documentos consultados por La Nueva Repúblicaen agosto de 2023, menos de dos años después de que el municipio aceptara el legado, el municipio de menos de 700 habitantes disponía así de 28.927.453 euros, gestionados e invertidos por una empresa especializada en gestión de activos de Bourges (Cher).
Según lo dispuesto por el fallecido, el municipio no puede tocar este premio durante sesenta años. Pero puede beneficiarse de los dividendos de estas acciones. O sea, unos 600.000 euros al año, concretamente 715.539 euros en 2023. Más de un tercio del presupuesto operativo del municipio.
Otra condición del legado: la mitad de los dividendos deben donarse a cinco organizaciones benéficas designadas por la pareja antes de su muerte, entre ellas La Nueva República No entendí el detalle.
Alrededor de estas figuras, el ayuntamiento se encuentra amurallado en silencio. El alcalde, Éric Moreau, se niega a detallar el importe del legado, así como a comunicar el presupuesto municipal y las deliberaciones del consejo municipal. Sin embargo, la ley exige que los municipios hagan que estos documentos sean accesibles para todos.
“El deseo del señor y la señora Lutier era que no apareciera, que permaneciera confidencial”argumenta Eric Moreau. “Creo que a nadie le corresponde saber el monto de su patrimonio personal”continúa, omitiendo que los millones de la pareja ahora son propiedad del municipio.
Se han vendido el terreno y la plaza de aparcamiento. La casa Lutier se utiliza ahora para alojar a tres refugiados ucranianos. Queda por ver qué sucede con los aproximadamente 300.000 euros de ingresos exentos de impuestos que recibe ahora Nouans-les-Fontaines cada año.
Desde 2024, una parte se destina a una beca para estudiantes del municipio, sin condiciones de renta, de hasta 3.000 euros por persona al año. Este año, fueron diecisiete los que se beneficiaron de ello. Además, se destinan 30.000 euros al consejo municipal de juventud para financiar sus distintos proyectos.
“Es omertá”
¿Qué otros proyectos podrían financiarse con este beneficio financiero extraordinario? “Si publicas las cifras, nunca lo sabrás”responde Éric Moreau. En 2022, parte del importe recaudado habría permitido al municipio reembolsar los préstamos.
En la localidad, algunas voces se alzan contra la ausencia de un proyecto de gran envergadura y contra los intentos del alcalde de sofocar la difusión de información sobre este legado. “No es estar a la altura de la grandeza del don”desliza un residente que desea permanecer en el anonimato. Lamenta lo que percibe como una falta de reconocimiento por parte del ayuntamiento hacia el matrimonio Lutier. “Es omerta, aquí estamos en Córcega”continúa otro.
Para determinadas premisas, el expediente es “una gran piedra en el zapato” del alcalde, en un contexto de conflicto latente entre opositores y partidarios de un proyecto de instalación de un parque eólico en la ciudad (rechazado por la prefectura el pasado mes de noviembre). Un proyecto llevado a cabo durante mucho tiempo por Éric Moreau, que no dejó de esgrimir el argumento financiero para defenderlo. “Cuando sabemos que aporta un 10% de recursos adicionales, tenemos que pensar en ello”mencionó en abril de 2021 en una carta a los vecinos. Un poco, ahora, para Nouans-les-Fontaines.