El 19 de marzo de 2024 confesó todo, dando una versión detallada a los investigadores de la gendarmería. Sorprendió que este jueves 5 de diciembre revirtiera por completo sus declaraciones. “Quise ponerle fin, admití todo lo que me acusaban pero no hice nada. » Para esta empleada doméstica de 60 años, su proceso ante el tribunal penal de La Rochelle por abuso de debilidad comienza mal. Muy malo.
Entre 2018 y 2022, se le acusa de haberse aprovechado de la debilidad de una de sus clientas de Saint-Georges-d’Oléron, que entonces tenía 87 años cuando entró a su servicio. Es en 2021 que la familia del octogenario tiene dudas sobre las intenciones de este amable vecino. En tres años y medio, las cuentas de su abuela se acabaron. De 50.000 euros sólo quedan 4.500 euros. Descubren que la ayuda a domicilio ha ido aumentando su tarifa y su volumen horario a lo largo del camino, que cada mes se retiran 1.000 euros en efectivo… En definitiva, que los gastos mensuales son muy superiores a la pensión de 2.000 euros que se paga al mayor , como si ella estuviera marcando el camino. Incompatible con su estilo de vida.
Una confesión involuntaria
En el estrado, el acusado se muestra muy torpe. Cuando el presidente le pregunta, se confunde, afirma que su cliente no era vulnerable pero admite que estaba confundiendo francos y euros. ¿Qué hacía esta mujer de casi 90 años con tanto dinero en efectivo? “No tengo ni idea”, finge la empleada a domicilio.
Sus negaciones son tanto más difíciles de creer cuanto que en aquel momento se encontraba en una situación económica difícil. ¿Cómo es que de repente pasa de 15 a 18 euros la hora sin contrato? “Sí, es verdad, olvidé hacer una enmienda”. Una frase que demuestra su control y que el presidente no deja de tomar nota. “No, es la víctima quien debería haberte dado un respaldo…”
Prohibición de ejercer
El abogado de la familia de la víctima, Me Grégory Doranges, estima los daños en 53.717 euros. El fiscal Hervé Charles no duda de la culpabilidad de esta mujer y exige ocho meses de prisión suspendida y una multa de 2.000 euros. El abogado defensor, Raphaël Joyeux, insiste en que nunca se ha hablado de su cliente, que no es nuevo en la ayuda a domicilio. “Esos 1.000 euros retirados, ¿adónde fueron a parar? No lo sabemos, suplica. No hay nada en el archivo. No puede probar que ella tomó el dinero. »
El tribunal no estuvo de acuerdo y la condenó a seis meses de prisión, sujeta a un brazalete electrónico. Tendrá que pagar 40.000 euros al hijo de la víctima por daños materiales y 1.000 euros de indemnización por su daño moral. Se impuso una prohibición de realizar la actividad vinculada al delito durante cinco años. El acusado trabajaba actualmente con cinco personas. La vecina de Saint-Georges-d’Oléron no tendrá el final de su historia. Murió el 16 de julio.