La racha negra continúa para el fabricante Boeing. Un vuelo de Virgin Atlantic con destino a San Francisco se vio obligado a dar media vuelta después de que el parabrisas del Boeing 787-9 se rompiera en pleno vuelo. El incidente, que ocurrió a una altitud de unos 40.000 pies (unos 12 kilómetros) entre Groenlandia e Islandia, según el El New York Post, aterrorizó a la tripulación y a los pasajeros. Según la compañía, los daños afectaron “a la capa exterior del parabrisas de la cabina”, una pieza “no estructural, pero sí resistente al desgaste”.
Pasajeros preocupados
El avión despegó el 26 de mayo del aeropuerto de Heathrow en Londres. Tres horas más tarde, la grieta apareció en el cristal “multicapa” del parabrisas. La tripulación tomó inmediatamente la decisión de regresar a la capital inglesa para evitar cualquier riesgo. Por el momento se desconocen las causas del incidente.
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Además, el personal a bordo tuvo que tranquilizar a los pasajeros preocupados, algunos temiendo una despresurización de la cabina. Fotos del incidente, transmitidas por El sol En los últimos días, se ve claramente la grieta en el parabrisas. Después de una noche en Londres, los viajeros finalmente reanudaron su viaje hacia San Francisco al día siguiente.
Incidentes repetidos
Este incidente no es un caso aislado para Boeing. En mayo pasado, un avión de Southwest Airlines sobrevoló el Océano Pacífico a sólo 400 pies sobre el nivel del mar, en ruta a Hawaii. En marzo, un Boeing 737-800 de United Airlines perdió un panel externo durante un vuelo de San Francisco a Oregón.
Más recientemente, un Boeing 777 de KLM tuvo que regresar a Ámsterdam después de un problema técnico, y 17 pasajeros de un vuelo de Korean Air resultaron heridos en un incidente en un Boeing 737-8. Finalmente, un avión de Air Europa se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia este lunes en Natal, Brasil, tras fuertes turbulencias que dejaron una cuarentena de heridos.