Desde 2021, dos Picards exploran lugares abandonados, comparten sus descubrimientos en las redes sociales y abogan por una urbex respetuosa y responsable.
En las sombras de las noches de Picardía, dos entusiastas de urbex, @alienneurbex60 y @stef_urbex60, se aventuran en lugares abandonados en busca de tesoros olvidados.
Desde 2021, esta pareja explora los rincones aislados de Oise pero también los departamentos vecinos, compartiendo sus descubrimientos en sus cuentas de Instagram y TikTok. Pero más allá de las fascinantes fotografías y vídeos, su práctica se basa en un principio fundamental: respetar los lugares que exploran. “Estamos en las redes para compartir nuestros descubrimientos, por pasión por la fotografía y por urbex, no para ganar dinero”explican al unísono.
Urbex, una pasión nacida en la sombra
El dúo descubrió esta práctica en 2021, en un momento en el que esta pasión empezaba a cobrar impulso en Francia. Desde entonces, han estado deambulando, buscando lugares congelados en el tiempo. ¿Su motivación? Observar cómo la naturaleza reclama sus derechos y, la mayoría de las veces, conocer más sobre la historia de estas construcciones abandonadas es lo que más les impacta durante sus exploraciones del lugar.
Uno de sus descubrimientos notables fue el de una villa perteneciente a un ex aviador de la Segunda Guerra Mundial. “Había sido recompensado por el rey de los belgas por sus actos de valentía y su esposa estaba en la Resistencia”dice @alienneurbex60. Todo quedó in situ: muebles de madera maciza, un planisferio, trofeos, como si el aviador acabara de partir, dejando atrás toda su vida.
Una práctica prohibida pero muy atractiva
Urbex se ha vuelto más popular en los últimos años, con cuentas de YouTube dedicadas a esta práctica y camarógrafos que hacen precisamente eso. Conscientes de los riesgos inherentes a la exploración urbana, @alienneurbex60 y @stef_urbex60 toman todas las precauciones necesarias para garantizar su seguridad.
Los lugares abandonados que exploran suelen estar en malas condiciones, con riesgos de derrumbes, caídas o exposición a materiales peligrosos como amianto, moho o pintura con plomo. “Sigue siendo peligroso, hay que estar en guardia”subraya el joven. Para proteger sus cuerpos pero también sus identidades, adoptan ropa específica: pantalones militares, zapatos para caminar, guantes y capuchas.
Además de estas precauciones físicas, el dúo se preocupa por respetar la integridad de los lugares visitados. Su filosofía es clara: no dejar rastro, salvo el de sus zapatos. “La gente que etiqueta, destruye o roba no comprende la belleza del urbex”añaden, deplorando la frecuente confusión entre exploradores respetuosos y vándalos. “No quiero que nos arresten por allanamiento de morada, así que no llevamos tijeras ni tijeras. especifica su compañero. Sólo tomamos fotos y videos para nuestra comunidad, no quiero que la gendarmería tenga nada que culparnos si alguna vez nos atrapan”.
Así, su equipamiento se reduce a lo imprescindible: cámara fotográfica, cámaras fotográficas, trípodes y lámparas. Equipos que compraron para satisfacer su sed de creatividad y descubrimiento. Sin olvidar un botiquín de primeros auxilios. “Podemos lesionarnos y si necesitamos desinfectar una herida estamos preparados”añaden.
Buen ojo para descubrir lugares olvidados
Para encontrar lugares que explorar, la pareja pasa mucho tiempo buscando pistas en Internet. “La vegetación puede ser un buen indicio”explica @stef_urbex60. La pareja aprendió a detectar sitios abandonados cruzando la información disponible en línea.
Este trabajo les permite en ocasiones encontrar nuevos lugares que prefieren mantener en secreto para evitar demasiadas aglomeraciones. “Preferimos hacer nuestra investigación por nuestra cuenta. No nos interesa pagar tarjetas ni suscripciones.añaden. Y de tanto hacer urbex se nos caen los ojos. Aún no se han descubierto todos los lugares y eso también es bonito. Hay direcciones esperando a que pasemos”.
Recientemente, exploraron una antigua residencia de ancianos al sur de París, un lugar al que llaman “La Ciudad de los Dioses”. “Aún había folletos promocionando el lugar en los expositores, llaves introducidas en las cerraduras de las puertas de las habitaciones”recuerda la mujer de Picardía. Las suites, aunque registradas con frecuencia, dejaron a la joven una impresión de prisa, como si los residentes hubieran sido evacuados urgentemente. Esta exploración, como muchas otras, les permitió sentir la atmósfera única de estos lugares abandonados, donde el tiempo parece suspendido.
Nuevas exploraciones en el horizonte
Aunque tienen un especial apego a su región, @alienneurbex60 y @stef_urbex60 tienen grandes ambiciones. Les gustaría explorar sitios abandonados a nivel internacional, particularmente en Bélgica, Inglaterra o Alemania. «Hay lugares increíbles por descubrir, pero también hay muchos tesoros aquí, en Oise»dice @stef_urbex60. Además, su poca tradición consiste en dejar postales en el fondo de determinadas canteras locales que otros urbexers pueden encontrar. “Sólo los más experimentados van allí. También hay que decir que el Oise es un gruyere tremendo”concluyen, con una sonrisa en los labios, evocando otros recuerdos y planificando otras exploraciones.
Emeline Bertel