La agencia de protección contra las interferencias digitales extranjeras, Viginum, acusa a Azerbaiyán de haber llevado a cabo una operación de desestabilización en las redes sociales contra Francia. En un informe, denuncia la acción de Bakú que pretendía degradar la imagen de Francia entre las poblaciones de ultramar y entre los corsos.
Nueva Caledonia era sólo la punta del iceberg. A principios del verano, durante la violencia en el archipiélago, ondearon banderas azerbaiyanas entre los alborotadores. Francia acaba de señalar a Azerbaiyán, sospechoso de haber liderado una campaña de desinformación en las redes sociales durante más de un año. Una operación que no se limitó al Pacífico: también apuntó a territorios de ultramar en el Caribe, e incluso… Córcega.
Fue Viginum, la agencia de protección contra interferencias digitales extranjeras, la que descubrió la olla de rosas. En un informe publicado el lunes, la institución acusa al Estado azerbaiyano de haber querido degradar la imagen de Francia y su reputación entre las poblaciones de ultramar y los corsos. De las 423 cuentas identificadas en X, todas están vinculadas al poder vigente.
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El “GRANDE”, el brazo armado de esta manipulación
El Grupo de Iniciativa de Bakú (“BIG”) es el brazo armado de esta manipulación. Esta organización trajo a Bakú a delegaciones canacas, polinesias, martiniquesas, guadalupeñas e incluso corsas. Juntos firmaron plataformas para denunciar la supuesta “política y represión racista” de Francia.
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El BIG también se alió con panafricanistas cercanos a Rusia. En cada ocasión, el desafío fue desacreditar la acción de Francia. La maniobra fue frustrada. Si en algunos días el número de publicaciones superaba el millar, el ruido en las redes sociales seguía siendo limitado, ya que los mensajes se retransmitían menos de cien veces de media por publicación.