Se trata de fábricas, lugares de almacenamiento industriales o agrícolas, también lugares de tratamiento de residuos… Pueden representar un peligro para el medio ambiente o para el entorno, se clasifican en la categoría de Instalaciones clasificadas para la protección del medio ambiente (ICPE) . Desde junio de 2023, algunos de estos ICPE (5.000 de 500.000) deben analizar los contaminantes eternos que pueden contener las aguas que vierten. Una gran novedad. Aunque todavía no todos han respondido a esta obligación, los primeros resultados ya están disponibles y son esclarecedores: 1.226 de los 5.000 sitios, instalaciones y empresas implicados en la campaña de investigación de contaminantes declaran haber detectado al menos un PFAS en el agua que evacuan.
“Efectos nocivos para los humanos”
La expresión “contaminantes eternos” se refiere –estimación baja– a al menos 4.000 compuestos químicos extremadamente resistentes, que están causando una creciente preocupación por la salud. Ampliamente utilizados desde la década de 1950 por la industria por sus extraordinarias propiedades, estos perfluoroalquilos y polifluoroalquilos (PFAS) están en todas partes. Antiadherentes, antimanchas e impermeables: se utilizan para fabricar barras de labios, así como una sartén de teflón, para diseñar ropa y envases de alimentos. Pero este material “mágico” tiene, como dice la ANSES, “efectos nocivos para los humanos” los cuales están probados. Trabajos científicos revelan que determinadas PFAS aumentan determinados cánceres, tienen efectos sobre la fertilidad y el desarrollo fetal, sobre el hígado, los riñones, etc.
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