El Primer Ministro, Gabriel Attal, después de haber denunciado primero al LFI y a Mélenchon como casi responsables de los ataques antisemitas, incluida la violación de Courbevoie, recordó que el RN había demostrado tener antisemitas en sus filas. Esto es, en el mejor de los casos, un eufemismo, porque el antisemitismo no es residual en la RN. Este partido surgió directamente del Frente Nacional fundado, entre otros, por un ex Waffen SS y por Jean-Marie Le Pen, que no ocultó su odio hacia los judíos. Hoy, haciéndose eco del coro macronista, Marine Le Pen denuncia en los medios de comunicación la supuesta “estigmatización de los judíos durante meses por parte de la extrema izquierda”, presentando a la RN como protectora de la comunidad judía. ¡Qué conversión tan rápida, espontánea y creíble…!
Este repugnante lío político no augura nada bueno, especialmente para los judíos de este país. El antisemitismo, como todo racismo, sigue siendo el activo de esta extrema derecha al que Macron habrá extendido la alfombra roja. Sólo podrá combatirse verdaderamente, y algún día erradicarse, atacando la explotación del hombre por el hombre, madre de todos los prejuicios y de todas las opresiones.
