Una comida de borrachera se había vuelto amarga en Limelette: “Una simple pelea familiar. Todos habían estado bebiendo”.

Una comida de borrachera se había vuelto amarga en Limelette: “Una simple pelea familiar. Todos habían estado bebiendo”.
Una comida de borrachera se había vuelto amarga en Limelette: “Una simple pelea familiar. Todos habían estado bebiendo”.
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Resumirá la escena que le hizo aparecer en estos términos: “Una simple pelea familiar. Ridícula. Todos habían estado bebiendo. De repente, estaba harto del día. Mi cuñado se negó a darme las llaves del auto. Rompí un vaso. Lo amenacé. Para asustarlo, Me encontré en el suelo.

En el banco reservado a las partes civiles, su cuñada y su hija, que exigen el euro simbólico. Dirán que el acusado sigue amenazando a la familia. Esto tiene que parar.

La fiscalía habló de un asunto muy desafortunado en el que el alcohol, o más bien el exceso de alcohol, arruinó la fiesta. “El tono subió cuando le negamos un trago al imputado quien, en el suelo, le gritó a su cuñada que le iba a reventar la cara (sic)”. Si además se negaron a darle las llaves de su coche fue porque estaba borracho y temían un accidente.

Se requería una pena de prisión de cinco meses con libertad condicional suspendida. Las condiciones: abstenerse de beber alcohol y realizar seguimiento médico-psicológico. El abogado del acusado pidió la suspensión de la pena o la suspensión total de la pena. “Las dos hermanas se equivocaron y el vino se volvió amargo…”

El tribunal calmó los ánimos: suspensión probatoria de la pena con una condición imprescindible, abstenerse de consumir alcohol.

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