Ribeauvillé, pueblo alsaciano de decoración medieval, seduce con sus castillos, sus fiestas ancestrales como el Pfifferdaj y su atmósfera única. Entre historia, gastronomía y paisajes encantadores, sumérgete en este lugar atemporal.
Un pueblo cargado de historia
Ribeauvillé tiene sus orígenes en el Neolítico, como lo demuestran las hachas encontradas en el lugar. Sin embargo, fue en la Edad Media cuando el pueblo se hizo conocido gracias a la familia Ribeaupierre. Este poderoso linaje marcó la historia local construyendo tres castillos: Saint-Ulrich, Girsberg y Haut-Ribeaupierre, aún visibles hoy. Su papel no termina ahí: fueron los protectores de los juglares, músicos itinerantes para quienes instauraron la famosa fiesta de Pfifferdaj. Esta celebración, actualmente la más antigua de Alsacia, anima Ribeauvillé cada primer fin de semana de septiembre.
Leyendas que avivan los espíritus
La historia de Ribeauvillé también está llena de misterios. Una de las leyendas cuenta la trágica historia de dos hermanos Ribeaupierre que se saludaban diariamente disparándose flechas a las contraventanas, hasta que uno de ellos murió accidentalmente. Esta anécdota subraya la importancia de las historias locales que nutren la identidad del pueblo.
Un destino atemporal
Ribeauvillé seduce a los visitantes con sus calles adoquinadas, sus casas con entramado de madera y su mercado navideño medieval, donde se siente una atmósfera mágica. Para los amantes de la naturaleza, los senderos que conducen a los tres castillos ofrecen una vista impresionante de la llanura de Alsacia. Gastronomía, artesanía y tradición se combinan para hacer de Ribeauvillé una escala ineludible en la región.
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