Al aplastar a Argentina (37-23) el viernes por la noche en el Stade de France, los Bleus completaron victoriosamente una gira de otoño llena de promesas y certezas.
Clima helado, atmósfera incandescente. Una vez más, Francia es la marca de un intento furioso.
Digámoslo de una vez, este Francia-Argentina no fue un gran partido, a pesar de algunos destellos (las chisteras de Antoine Dupont, una delicia). Para vibrar más, los Pumas habrían tenido que ser más entusiastas e imaginativos al final de una temporada internacional que terminaron de rodillas. O que los ‘bleus’ no dejen de jugar tras el descanso. Pero eso no quita valor al pragmatismo de estos últimos, que les conviene en esta temporada de otoño trayendo certezas antes de pasar al VI Torneo de las Naciones.
Durante seis meses, Argentina había desarrollado la desafortunada costumbre de redactar el inicio de un partido, como el 17-0 infligido por Irlanda la semana pasada. Ayer, en el Stade de France, explotó a proporciones aún mayores, recibiendo dos tarjetas amarillas (Montoya 4miGonzález, 35mi) y concediendo tres tries y treinta puntos en la primera parte (30-9). La reunión había terminado.
Bielle-Biarrey recibe el golpe
Japón (52-12), Nueva Zelanda (30-29), Argentina (37-23), este Tour victorioso no es baladí. Da los frutos de la ampliación del grupo, de la polivalencia de los jugadores y de su determinación de ganar, sean cuales sean las tortuosidades del camino. Fabien Galthié podrá disfrutar de la negación mediante acciones de sus propias palabras pronunciadas en su informe sobre el Mundial: la selección francesa no pertenece a nadie, ya no hay mano libre para los ejecutivos.
Sin embargo, fueron ellos quienes destruyeron todo el suspenso después de que Gabin Villière mostrara sus piernas y Ramos su habilidad contra los postes, incluido un penalti de más de 50 metros. No, no hubo “regreso”. Tomada por la agresiva defensa de los Tricolores, Argentina intentó una tímida rebelión en la mitad del período, pero el corazón no parecía estar ahí, como el falso ritmo que gobernó todo el partido. Sobre todo, el contrario, Bielle-Biarrey, que asestó el golpe a la hora de partido (37-16, 58mi).
Es cierto que, por el contrario, los Bleus, aunque confundidos en el scrum, sólo dejaron migajas a sus oponentes. Con este 31mi Con una victoria en 35 partidos en casa durante cuatro años, los hombres de Galthié han pasado definitivamente la página de su fallido Mundial y han reavivado la llama tras un verano catastrófico. Ahora ha llegado el momento del viejo torneo, en el mismo lugar, a la misma hora, con el estreno entre Francia y Gales. Del tango al Puerro. ¿La misma iluminación?