Como representante de los productores agrícolas de Mauricie, soy testigo privilegiado del compromiso diario de los productores agrícolas para adoptar prácticas sostenibles. Todos los días implementamos tecnologías y equipos para limitar las emisiones de GEI y estamos decididos a ser parte de la solución climática. Pero la realización del Proyecto Mauricie no debe contribuir a sacrificar nuestra capacidad de satisfacer las necesidades alimentarias de los quebequenses.
La Unión de Productores Agropecuarios no está en contra de este proyecto, ni siquiera de los aerogeneradores en general. También reconocemos el derecho individual de los productores a albergar infraestructura de producción y transmisión de electricidad en sus hogares. Sin embargo, mantenemos nuestra posición colectiva de defender plenamente nuestras tierras agrícolas contra cualquier otro uso al que estén destinadas.
No se deben subestimar las consecuencias generales de llevar a cabo este proyecto en una zona agrícola. Al eliminar o reducir el rendimiento de 150 hectáreas de tierra como lo hemos proyectado, estamos reduciendo nuestra capacidad de alimentarnos localmente. Sin embargo, esto en última instancia nos obligará a depender de otras regiones u otros países para compensar esta pérdida.
El autor habla de la utilización de parcelas de “menor valor” para este tipo de proyectos, pero esta visión simplista no tiene en cuenta la realidad de la futura normativa que regule la instalación de aerogeneradores. Una estructura de este tipo tiene un impacto mucho más allá de la simple superficie ocupada: puede limitar el desarrollo de las explotaciones en un radio a su alrededor, restringiendo así la posibilidad de ampliar o diversificar una explotación.
Finalmente, hablemos de dinero. Recuerde que la agricultura en Quebec ya sufre de una falta de apoyo y reconocimiento por parte de nuestros tomadores de decisiones, particularmente en esta situación económica global. Los productores enfrentan enormes desafíos económicos, pero no es normal tener que renunciar a nuestras tierras para poder vivir dignamente de ellas.
La pregunta que surge hoy es simple: ¿queremos preservar nuestra capacidad de alimentar a Quebec a largo plazo o dejar que los intereses privados comprometan lo que nos hace fuertes, nuestra independencia y nuestro futuro?
Martín Marcouiller
Presidente – Federación Mauricie UPA
Canada