Desde el inicio del curso escolar, las escuelas de Fay-la-Triouleyre y Noustoulet han sido equipadas con un dispositivo antiintrusión, cuya instalación fue subvencionada por la Región y el Estado.
“Estamos encantados”. En la escuela Sumène, en Fay-la-Triouleyre, Audrey Uggeri por fin puede dejar su silbato en el armario. El pequeño establecimiento que dirige acaba de ser equipado con una alarma antiintrusión. Una novedad “tranquilizadora” presentada el viernes en Saint-Germain-Laprade, “la primera comuna de Alto Loira que se beneficia del sistema regional anti-intrusión”.
El sistema, que también se ha utilizado en la escuela Des Quatre Chemins de Noustoulet, es “muy fácil de utilizar”, comenta el asesor especial de la Región, Laurent Wauquiez. Basta con pulsar uno de los botones que aparecen en las aulas o en los pasillos durante las vacaciones de Todos los Santos para activar una alarma sonora “distinta de la que suena en caso de incendio”, subraya la teniente de alcalde, Mireille Defay. Además, el dispositivo, una vez activado, transmite automáticamente un mensaje a la gendarmería y a los funcionarios electos de la zona. “Esto nos permite dar la alarma muy rápidamente”, coincide el suboficial Bertrand Chauvinc, responsable de seguridad de la gendarmería.
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Operativo desde el inicio del año escolar, el dispositivo tiene como objetivo proteger a escolares y profesores de intrusiones, pero también puede, según el alcalde Guy Chapelle, activarse en caso de accidente industrial. Un riesgo al que está expuesta la comuna de Saint-Germain-Laprade, en particular debido a la presencia en su zona de Fareva la Vallée, un sitio clasificado Seveso. Si bien “la seguridad infantil no tiene precio”, recuerda Laurent Wauquiez, la inversión es casi indolora para los municipios. Ya sea para instalar un videoteléfono, una alarma sonora o cualquier otro equipamiento vinculado al Plan Especial de Seguridad (PPMS), la ayuda la concede la Región de Auvernia Ródano-Alpes (hasta un 30%), pero también el Estado (33%). En Fay-la-Triouleyre, la instalación de la alarma antiintrusión costó 6.000 euros en total. El municipio pagó menos de 1.000.
Ophélie Crémillieux
France