Este nuevo discurso de las autoridades marroquíes resulta a la vez extraño y preocupante. Y con razón, las autoridades argelinas siguen demostrando el compromiso de Argelia de contribuir a la paz y la seguridad en África y en el mundo.
¿A qué juega Marruecos? No sabemos con qué propósito las autoridades de este reino han aumentado en los últimos días sus acusaciones y provocaciones contra Argelia. Después del discurso de Mohammed VI, que adoptó un tono insólito, llegando incluso a acusar a Argelia de “mantener como rehenes” a los miles de refugiados saharauis acogidos en Tinduf desde hace varias décadas, le toca el turno a su ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, de añadir una capa. Hablando el pasado sábado ante los parlamentarios de su país, el jefe de la diplomacia marroquí inventa una historia de “planes de guerra de Argelia contra Marruecos”.
Según él, “hay señales que demuestran la voluntad de Argelia de iniciar una guerra en la región y un enfrentamiento militar con Marruecos”. Y lanzar otras acusaciones, según las cuales “el régimen argelino busca una escalada y un enfrentamiento con el reino”.
Para Nasser Bourita, “la guerra sería la única respuesta de Argelia” a lo que considera “los logros alcanzados por Rabat en la escena internacional en relación con la cuestión del Sáhara”, incluido en particular el reconocimiento por parte de Francia de la “soberanía marroquí” sobre el Sáhara Occidental. Este nuevo discurso de las autoridades marroquíes resulta a la vez extraño y preocupante.
Y con razón, las autoridades argelinas siguen demostrando el compromiso de Argelia de contribuir a la paz y la seguridad en África y en el mundo. Para evitar cualquier interpretación maliciosa del último desfile militar organizado en Argel con motivo de la celebración del 70º aniversario del estallido de la Guerra de Liberación Nacional, el Jefe de Estado, Abdelmadjid Tebboune, dejó claro que “la doctrina del Partido Nacional El Ejército de Liberación es defensivo y su armamento está destinado exclusivamente a la defensa de Argelia y la protección de su soberanía nacional.
Incluso en sus intervenciones en foros internacionales, particularmente sobre la cuestión del Sáhara Occidental, una parte importante del cual ha sido colonizada desde 1975 por Marruecos, los diplomáticos argelinos se centran en los principios del “derecho internacional”. Recuerdan, en este sentido, que el asunto se está tramitando a nivel de la ONU y que el Consejo de Seguridad de este organismo ha adoptado varias resoluciones reconociendo el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Probablemente es esta posición la que molesta a los funcionarios del reino marroquí, que ahora están haciendo todo lo posible para intentar imponer el hecho consumado a los saharauis primero y luego a la comunidad internacional. Este cambio de tono se explica también por el alineamiento oficial de Francia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, con la tesis marroquí de reconocimiento de la “soberanía del reino sobre el Sáhara Occidental”.
El regreso a la Casa Blanca (EE.UU.) de Donald Trump, que también se había comprometido a reconocer la autoridad marroquí sobre este territorio, a cambio de su normalización con Israel, parece haber animado a Mohamed VI y su Gobierno a atacar abiertamente a Argelia.