lo esencial
En el tribunal de Ariège, Richard* fue juzgado por la violación de su sobrino, entonces menor de edad. Su personalidad y entorno familiar fueron analizados este jueves por el tribunal.
Este jueves, durante la primera mañana del juicio ante el tribunal de Richard* por los actos de violación de su sobrino menor de edad, el tribunal y sus seis jurados sorteados se propusieron, con la ayuda de expertos, desentrañar la vida y la personalidad del acusado, buscando una posible explicación a su acto, que confesó en su primera audiencia en 2018. Para comprender mejor los hechos que datan de enero de 1985 a enero de 1987, los peritos establecieron primero el contexto familiar en el que creció Richard, desde una familia de nueve hijos de la que él era el último varón.
Tras la pérdida de su padre en 1974, un granjero de “constitución corpulenta” y “disciplina de hierro”, Richard se hizo cargo, a los 15 años, de la granja familiar cerca de Saverdun, donde vivía su “piadosa” madre. “Hasta los 41 años se dedicó en cuerpo y alma a organizar su vida como agricultor”, explicó el investigador de personalidad. Describe unas primeras emociones “condenadas al fracaso”, un “difícil aprendizaje de su vida íntima” y un desierto emocional y sexual.
En su finca de 40 hectáreas, este hombre que ahora tiene 65 años describe un ambiente pesado y a puertas cerradas donde la sexualidad era un tabú. “Mi madre no estaba muy de acuerdo con que yo buscara una esposa, no quería que trajera una mujer a la granja”, explicó el acusado en el estrado, con los brazos al costado del cuerpo y los dedos apretados.
“Estuvo en la renovación de lo ordinario”
Un contexto familiar que podría explicar el acto, según el experto en psicología que se reunió con el acusado en abril de 2019. “El sexo estaba prohibido. Ni siquiera se nos permitía pensar en ello”. […] Podemos pensar que el encierro creó las condiciones para el acto”, analizó. Este último también insistió en la severidad de la figura paterna y su violencia física. “Estaba en la renovación de lo ordinario”, estimó el experto, explicando que el acusado habría reproducido el patrón autoritario donde el niño no tiene voz, “debe sufrir el impulso, la violencia paterna”.
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Una hipótesis que se plantea aunque el acusado asegura no haber sufrido violencia sexual en su infancia. El psiquiatra habló de “actos sexuales oportunistas”, no detectando atracción por los niños, pero sí hechos equiparables, por la autoridad ejercida sobre sus sobrinos, a “actos paraincestuosos”. “No estoy seguro de que el incesto estuviera intelectualizado en la familia”, estimó también la psicóloga. “La lealtad familiar tuvo prioridad”. Un contexto en el que insistió la defensa, subrayando el punto de inflexión que supuso para Richard el encuentro con su esposa, su esposa desde 2019.
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