lAftit destacó una sorprendente brecha entre el número de solicitudes de ayuda y la población real de las zonas de desastre. De hecho, se presentaron alrededor de 250.000 solicitudes, mucho más que la población afectada, según estimaciones oficiales.
“Cuando iniciamos el proceso inicial de registro de ayuda, las solicitudes registradas rondaban las 250.000, pero en las zonas donde ocurrió el terremoto no fueron muchas. Así, entre estas solicitudes, 63.000 personas fueron aceptadas y beneficiadas del apoyo. Intentamos en la medida de lo posible no privar a nadie de sus derechos. Hay personas que recibieron apoyo cuando no lo merecían.”, aclaró Laftit.
En cuanto a la reconstrucción, el ministro describió la complejidad de la situación. Casi 50.000 viviendas requieren una reconstrucción completa, un proyecto a gran escala que habría requerido alrededor de 200.000 trabajadores si cada casa tuviera que movilizar a cuatro trabajadores. Sin embargo, como esta cantidad de trabajadores no estaba disponible en las zonas rurales afectadas, se optó por pagar fondos directamente a las víctimas para ayudarlas a reconstruir sus casas.
“La estrategia de dejar que los beneficiarios gestionen la reconstrucción simplifica el proceso, a diferencia de un enfoque estatal centralizado que podría ralentizar el trabajo.”, explicó.
A la fecha se han terminado alrededor de 6.000 viviendas y otras 40.000 están en construcción, algunas de las cuales ya alcanzan el 50% de avance. Laftit también anunció que, bajo el liderazgo del rey Mohammed VI, el período de ayuda a la vivienda se amplió seis meses, con lo que la duración total de la ayuda asciende a 18 meses. El objetivo es permitir a las víctimas finalizar la reconstrucción del 60 al 70% de las casas dentro del tiempo asignado.
El Ministro elogió los esfuerzos combinados de varios departamentos, en particular los del Ministerio del Interior, para proporcionar una rápida asistencia después del terremoto, cuyo despliegue de ayuda comenzó ya en octubre. Laftit, sin embargo, insistió en los numerosos desafíos encontrados: “La reconstrucción después del terremoto es mucho más difícil que construir una ciudad entera, porque las casas están dispersas en un vasto territorio, lo que complica considerablemente la entrega de materiales y la movilización de equipos.“