En su película de animación “The Most Precious of Goods”, presentada en el último Festival de Cannes y estrenada en cines el 20 de noviembre, el director Michel Hazanavicius cuenta la historia de un bebé judío salvado por una pareja de madereros durante el Holocausto. Una historia de “Justos entre las Naciones”.
Una pareja de leñadores vive en lo profundo de un bosque polaco. La esposa todavía llora la muerte de su hijo e implora a los dioses que le envíen un regalo mientras pasan los trenes que llevan a los judíos a Auschwitz. Un día, escucha el llanto de un recién nacido al que acoge en contra del consejo de su marido, que comparte con la población local un odio feroz contra esta gente “despiadada”.
Dos destinos opuestos
La pequeña crece gracias al amor del leñador, a la leche de un hombre con el rostro destrozado, a la empatía del leñador que cambia de opinión sobre ella, mientras el trágico destino de su familia, de su madre, de en paralelo se nos muestra su padre y su hermana gemela.
Adaptada de la novela de Jean-Claude Grumberg, “La más preciosa de las mercancías” destaca como una película de animación refinada y muy bella, que observa la Shoá desde un ángulo maravillosamente único. Un cuento contado, en off, por Jean-Louis Trintignant, que desprende emociones bastante fuertes por su corta duración y la sencillez de sus palabras.
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Personas tan sencillas como excepcionales
Siguiendo al padre de la pequeña en el campo de Auschwitz, Michel Hazanavicius no evita los horrores nazis en unas imágenes impactantes que alejan a priori esta película de animación del público infantil. Una historia de luz en el corazón de las tinieblas, que prefiere a los dioses ausentes la presencia real de seres humanos de excepcional bondad, que nos recuerda que aparte del amor a los niños, propios y ajenos, todo lo demás es sólo silencio.
Rafael Lobo/sf
“El más preciado de los bienes” de Michel Hazanavicius, con las voces de Jean-Louis Trintignant, Dominique Blanc.
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