Al situarse en primera línea, con la fe y la acción, para apoyar a Léopold Sédar Senghor contra Me Lamine Guèye durante las elecciones legislativas de 1951, Serigne Babacar Sy y Serigne Fallou Mbacké abrieron el camino a una comunión espiritual entre las diferentes religiones de este país. Su compromiso simboliza un Senegal donde la diversidad religiosa alimenta la unidad, donde la interdependencia entre las hermandades y la Iglesia construye estabilidad.
Estos eminentes guías han perpetuado este modelo de sabiduría, recordándonos en cada momento crucial que la salvación es un bien común, accesible sin distinción de afiliación religiosa. ¿Cómo no recordar también a monseñor Hyacinthe Thiandoum que, en 1999, en una memorable entrevista, predijo con agudeza profética el papel que Moustapha Niasse desempeñaría en la escena política con el nacimiento de las AFP? Unos meses más tarde logró un lugar histórico en las elecciones de 2000.
Durante décadas, Senegal se ha basado en esta base de diversidad espiritual, que es un baluarte contra las turbulencias. Sin embargo, últimamente, la sombra del pensamiento único ha estado acechando, con maniobras ocultistas para debilitar nuestros pilares espirituales atacando a nuestros guías religiosos, a todas las hermandades juntas, incluida la Iglesia. Ofrecer a Pastef una mayoría parlamentaria sería, estamos seguros, un grave riesgo para este modelo de convivencia que podría tambalearse bajo el peso de la aventura.
En este clima, Barthélémy Dias, figura destacada de la coalición Samm sa Kaddu, encarna este profundo compromiso por preservar el papel pacificador de los líderes religiosos, los morabitos y los hombres de Iglesia. Desde su ayuntamiento, primero en Mermoz Sacré-Cœur y luego en Dakar, este antiguo jefe de las Juventudes Socialistas desplegó un apoyo concreto, sin convertirlo en un argumento electoral. Recientemente, lo vimos iniciar la instalación de un sistema fotovoltaico en la gran mezquita de Massalikoul Jinaan, ofreciendo a este edificio espiritual una valiosa autonomía energética y una reducción duradera de sus costes de mantenimiento.
Y no se trata de un gesto aislado: en 2021, el ayuntamiento de Mermoz Sacré-Cœur ya había invertido 51 millones de FCFA para la construcción de la mezquita pirotécnica de Mermoz. Incluso más recientemente, respondiendo al llamamiento de Dahiramouride de Dakar, Dias envió sus equipos a Touba para ayudar a las víctimas de las inundaciones, proporcionándoles bombas de agua para motocicletas para aliviar su sufrimiento.
Este apoyo a las comunidades religiosas es una costumbre de Barthélémy Dias, que viaja incansablemente a las ciudades religiosas del país, recogiendo consejos y bendiciones antes de cada decisión de alcance nacional. En el marco de su campaña legislativa, visitó recientemente a las principales figuras religiosas de Dakar: Mons. Benjamin Ndiaye, arzobispo de Dakar, Thierno Madani Tall, califa de la familia Omarian, y Serigne Maodo Sy Dabakh de la familia Tidiane. “En cada enfoque, debemos respetar nuestras diferencias y apoyarnos en esta base de respeto mutuo que caracteriza a nuestro país”, confió a mons. Benjamín Ndiaye.
En resumen, Dias y Samm sa Kaddu se afirman como garantes de un Senegal anclado en la pluralidad, dispuestos a defender este modelo contra los excesos de un régimen obsesionado por el poder. Para que Senegal siga siendo una tierra de paz y respeto, es nuestro deber apoyar una coalición que trabaje para preservar esta identidad.
Saliou Guèye
Profesor en Parcelles Assainies