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Fenómeno nacional, los robos de GPS agrícolas se han intensificado en las últimas semanas en Alto Garona. La gendarmería intenta seguir las líneas y los operadores víctimas se molestan, contra los ladrones y los constructores.
Unos minutos son suficientes. “Saben hacerlo y van rápido”, lamentan los agricultores víctimas. Desde hace varios meses, pero con una aceleración en las últimas semanas, los robos de GPS han ido en aumento entre los agricultores del departamento. Volvestre y Comminges antes del verano, Lauragais y el noreste del departamento en las últimas semanas. Ya se han registrado más de cincuenta robos.
“Se trata de redadas”, advierte un agricultor. “Cuando fui víctima a finales de octubre, en la misma zona de Verfeil, también fueron atacados cinco o seis compañeros”. Los ladrones aprovechan la noche para colarse en las granjas, forzar tractores o cosechadoras, desmontar antenas y mamparas y desaparecer. “Para un equipamiento completo, las últimas versiones, hay que contar entre 15.000 y 20.000 euros. Hay modelos más baratos, pero con cada vuelo esto supone una pérdida importante, sobre todo si dañan las conexiones”, señalan los agricultores que lo intentan. organizarse para contrarrestar estas visitas desagradables. “Nos comunicamos a través de grupos específicos, pero no es fácil”, advierte una víctima.
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Destinos Países del Este
La gendarmería de Alto Garona, al igual que sus vecinos de los grupos Gers, Tarn o Tarn-et-Garonne, está llevando a cabo investigaciones para rastrear las redes. Un trabajo complicado y profundo que hasta ahora no ha dado resultado, a pesar de la movilización de grupos de investigación especializados. Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos meses en el oeste de Francia pero también en Alsacia han permitido a los investigadores identificar grupos procedentes de los países del Este.
“Parece que los equipos robados funcionan en Lituania o Rumanía”, afirma un agricultor. De hecho, estos destinos fueron identificados en particular gracias a las investigaciones llevadas a cabo por la gendarmería bajo la autoridad de la Sección de Investigación de Versalles. “De los países del Este, ciertamente, hay diferentes equipos y sectores”, afirma un investigador que trabaja sobre el fenómeno en el Suroeste.
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Para evitar robos, muchos agricultores desmontan sus aparatos por la noche. A los operadores les gustaría que los fabricantes encontraran soluciones para bloquear las máquinas de forma remota en caso de robo. “Técnicamente debe ser posible, y ni siquiera muy complicado, pero a pesar de las peticiones no hay avances”, lamentan los operadores, que sospechan que los fabricantes de equipos no se preocupan por el fenómeno. “En caso de robo, renovamos nuestro equipo para ellos, esto no constituye una pérdida, al contrario”.
Este no es el caso de las aseguradoras. Un operador de Bonrepos-Riquet, víctima de dos robos este año, está preocupado: “¿Seguirán reembolsando? Si continúa a este ritmo, no estoy seguro”.
Desmantelar, la única solución eficaz
Ante la ola de robos, los agricultores no han encontrado mejor solución: desmontar sus dispositivos para mantenerlos seguros en sus hogares. “Es la mejor solución, la única verdaderamente eficaz”, reconoce la Cámara de Agricultura.
La mayoría de los vuelos se realizan de noche. De día sería “excepcional”. En la vecina Gers, los operadores habían dejado sus tractores bajo llave durante la noche en un cobertizo. Los “visitantes” irrumpieron en el refugio y se marcharon con todo el equipamiento. Y no se trata de dejar el tractor y la cosechadora en el campo, lejos de los hogares.
“Es mejor perder 10 minutos quitando el GPS por la tarde después de un día de trabajo que descubrir un nuevo robo temprano en la mañana”, admite un observador que lamenta los últimos años, “cuando los viejos dejaban las llaves en el tractor ¡Sin miedo a verlo desaparecer!