​Salomé en la Ópera de la Bastilla – En medios tonos – Reseña

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¿Deberíamos volver y ver a Salomé programada en la Ópera Bastilla durante el mes de mayo? El show de mala calidad y fastidioso de Lydia Steier (2022) no es de esos que apreciamos y que nos acompaña mucho después de verlo, pero ¿cómo boicotear este revival cuando ofrece la posibilidad de escuchar a la primera Princesa de Judea de ¿La nueva estrella del canto, la noruega Lise Davidsen?

© Charles Duprat – OnP

No hace falta volver a la visión repugnante nacida del cerebro trastornado de la directora: todo está dicho y los fans se alegran, no falta ningún detalle (gracias a los asistentes que no han olvidado nada del disfrute sostenido de Salomé hasta ‘su vil violación’). al ritmo de los siete velos…). A la dirección realista de Simone Young, que nos había puesto los pelos de punta, le sigue la de Mark Wigglesworth, cuyo tempo demasiado lento y su falta de orientalismo no juegan a su favor; sólo hay que tener en cuenta los transportes, el exotismo y la sensualidad desbordante que Karajan supo poner ahí para permanecer impasible escuchando a esta anémica orquesta.

© Charles Duprat – OnP

A pesar de la amplitud de su instrumento y sus descaradas notas altas, Salomé de Lise Davidsen (después de la no menos gloriosa Elza van den Heever) ahorra demasiado en sus efectos para ganar apoyo. Buscamos en vano más allá de la potencia y los decibelios que libera a lo largo de la obra, una voz menos recta y con una emisión menos monocromática, capaz de traducir tanto la adolescencia y el candor como la monstruosidad de esta Lolita. Sabe matizar, doblar este órgano diseñado para Wagner –que no es Strauss– sin ofrecer una voz compleja, inquietante o violenta que se dejaría intoxicar por el despertar a la sexualidad y la intoxicación de un poder tan vano como efímero. A pesar de su voz con mucho cuerpo, la soprano tiene áreas oscuras en los medios bajos y su registro grave a menudo está amortiguado; ¿Cómo entonces seguir la línea straussiana e inyectarle el fuego de una Ljuba Welitsch, verdadera antorcha viviente, que supo lanzarse de cabeza a esta encarnación devastadora, aunque eso significara quemarle las alas, haciendo temblar al público con sus torrenciales flow y su abismal “Des Todes”, algo que su joven epígono nunca logrará.

En este lío, Johan Reuter es un Jochanaan convincente, Pavol Breslik un Narraboth impecable, Ekaterina Gubanova una Herodías lujosa y Gerhard Siegel un Herodes insumergible y perverso. Así que ver, o volver a ver, a pesar de todo.

François Lesueur

Richard Strauss: Salomé – París, Ópera de la Bastilla, 15 de mayo; próximas funciones los días 18, 22, 25 y 28 de mayo de 2024 / www.operadeparis.fr/saison-23-24/opera/salome

Foto © Charles Duprat – OnP

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