Un mes después de la tragedia, el sureste de España sigue conmocionado por las inundaciones que dejaron 230 muertos y miles de millones de euros en daños.
Más allá de los paisajes destruidos, lo que destaca en el lugar es el olor a barro aún muy presente.
Un equipo de TF1 se dirigió al encuentro de residentes y voluntarios para quienes la vuelta a la normalidad aún está lejos.
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Inundaciones mortales en España
La vuelta a la normalidad aún está lejos. Un mes después de las inundaciones que dejaron 230 muertos y miles de millones de euros en daños en decenas de localidades del sureste de España, los paisajes parecen congelados desde la tragedia en los pueblos afectados.
En Pecanya, en la provincia de Valencia, por primera vez en un mes, los militares evacuaron los escombros de las casas devastadas. “Ven a ver mi casa, verás lo que me queda”, lanza en el reportaje que encabeza este artículo, Joachim que desea mostrar cómo vive ahora. “Todo lo que tengo ahora me lo dieron. Duermo en un colchón, en el suelo, lo ponemos así y duermo ahí”. él continúa.
“Todavía estamos limpiando”.
En Paiporta, los vecinos han adquirido la costumbre de caminar entre los escombros. “Subí hasta allí y me desvié pasando por detrás de estas casas hasta que terminaron el puente”, explica una mujer en medio de los paisajes devastados. Más allá de las imágenes, lo que marca a la gente en el lugar es el olor a barro que sigue muy presente un mes después.
En cada barrio todavía tenemos que limpiar y despejar. Maïka es profesora y se tomó una licencia de varias semanas para ayudar a evacuar el agua que aún quedaba. “Ha pasado un mes desde que esto sucedió y todavía estamos limpiando. Realmente necesitamos voluntarios”. dice, en medio de un estacionamiento todavía cubierto de barro.
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Si bien pocos supermercados han reabierto, hay escasez de alimentos. “Estoy aquí porque incluso después de un mes, si quiero comer comida caliente, tengo que venir aquí. Al mes como pasta, arroz, arroz y pasta”, resume Pilar, de 65 años, que tiene que esperar varias horas para recibir unas provisiones que se reparten gratuitamente. A muchos residentes les resulta imposible salir de compras fuera de la ciudad porque la mayoría ya no dispone de vehículos. Como lo demuestran las montañas de accidentes automovilísticos que se acumulan en toda la región, como se muestra en el vídeo de arriba. En total, 100.000 vehículos han sido declarados dañados desde la tragedia.
En medio de este caos continuo, los bomberos voluntarios franceses siguen en el lugar para ayudar a buscar a los desaparecidos. “Hay muchos vehículos que no han sido revisados. Miramos señales, vemos si hay ropa, ropa y demás. Generalmente, si nos han pedido que miremos un edificio, “Hubo un pequeño investigación inicial, que fue llevada a cabo por las autoridades locales para averiguar si faltaba alguien”, explica uno de ellos, Nicolas Blard, al micrófono de TF1. Según un último informe, ocho personas no han sido encontradas. Algunas zonas siguen siendo de difícil acceso.