Alfred Mamba tenía sólo 12 años cuando las estrellas del boxeo estadounidenses Mohamed Ali y George Foreman llegaron a la capital congoleña, Kinshasa, en octubre de 1974 para competir por el título de campeón mundial de peso pesado.
50 años después, el recuerdo del legendario “Rumble en la jungla”, un combate grabado en la memoria congoleña, permanece intacto en este ex boxeador reconvertido en árbitro.
En las primeras horas del 20 de octubre de 1974, Alfred admiró por primera vez a su padre, él mismo árbitro de boxeo, que tuvo el honor de llevar la bandera de los campeones a la arena del estadio 20 de Mayo en Kinshasa.
Unos 100.000 espectadores estuvieron presentes en la gigantesca estructura de hormigón, ahora llamada estadio Tata-Raphaël, en el centro de la capital.
“El ambiente era increíble, nunca habíamos visto un ambiente así”, dijo Alfred a la AFP, al margen del campeonato africano de boxeo amateur organizado en Kinshasa.
“La gente gritaba en cada momento posible, fue realmente increíble”, recuerda, sentado en una silla de plástico al lado del ring, hojeando fotografías en blanco y negro del histórico combate.
George Foreman fue considerado el favorito. Pero finalmente fue Mohamed Ali quien ganó por nocaut en el octavo asalto.
-Fervor-
“Cuando Mohamed Ali dio el (último) golpe, todos gritaron”, recuerda Alfred.
El ganador ya había contado con el apoyo del público congoleño en los días previos al encuentro.
Su oponente, George Foreman, llegó a Kinshasa acompañado de dos pastores alemanes, una raza de perro preferida por los colonos belgas que dominaron el país hasta su independencia en 1960.
Mohamed Ali aprovechó la ocasión para desacreditar a su adversario acusándolo de estar vinculado a la antigua potencia colonial y presentándose como un héroe africano, según la revista “The Africa Report”.
Martin Diabintu, ex boxeador y árbitro de boxeo en Kinshasa, asegura a la AFP que los congoleños consideraban a Ali “un hermano”.
“Ali era congoleño”, resume.
El “Rumble in the Jungle” celebrado en Zaire -nombre que recibía la República Democrática del Congo en 1974- fue uno de los acontecimientos más vistos de la época, visto en directo por televisión por aficionados al boxeo de todo el mundo.
Este fervor se había extendido a las calles de Kinshasa. “Todos querían ver esta pelea, todos querían asistir”, asegura Alfred Mamba.
Boniface Tshingala, otro boxeador y árbitro, todavía recuerda la cola que se extendía a lo largo de varios kilómetros fuera del estadio.
“Estaba lleno, todo el mundo quería entrar” y “no podíamos caminar ni dos metros sin encontrarnos con alguien”, recuerda.
– Orgullo –
Desde 1974, la población de Kinshasa se ha multiplicado casi por diez y las zonas verdes alrededor del estadio han desaparecido bajo el hormigón. Pero el recuerdo de la legendaria pelea permaneció vivo.
“Aún hoy la llamamos +la pelea del siglo+”, señala Martín Diabintu. Ahora tiene 64 años y era un adolescente cuando los dos atletas estadounidenses aterrizaron en Kinshasa.
Dice que caminó 10 kilómetros desde su casa hasta el estadio, para no perderse esta pelea que marcó su vida.
“Fue este acontecimiento el que me impulsó a dedicarme al boxeo”, asegura Martin, que se convirtió en entrenador y luego árbitro.
Para los tres ex boxeadores reunidos por la AFP, el “Rumble en la jungla” y su leyenda son también un motivo de orgullo.
“La gente no creía que la República Democrática del Congo pudiera organizar esta lucha (pero) lo logramos al 100%”, subraya Alfred Mamba.
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