Martin St-Louis causó revuelo en las redes sociales después de una desastrosa conferencia de prensa tras la humillante derrota por 8-2 ante el Seattle Kraken.
El técnico canadiense, en lugar de ofrecer un análisis crítico de la actuación de su equipo, optó por un planteamiento incomprensible, provocando frustración y enfado entre los aficionados.
El inicio de la conferencia inmediatamente marcó el tono… de vergüenza…
“Um… Nos cuesta mucho los martes…”
¿Indulto? Tu equipo acaba de ser derrotado por 8-2 en casa y tu reacción es decir que los martes lo pasas mal. (derrota 7-2 ante los Rangers el martes pasado).
Esta frase, pronunciada cuando su equipo acababa de sufrir una corrección, dejó perplejos a periodistas y aficionados.
La peor parte es lo que vino después.
“Es un juego difícil de evaluar”.
En lugar de asumir la responsabilidad de esta debacle, St-Louis siguió con explicaciones confusas, citando una acumulación de errores en los enfrentamientos en la zona defensiva, desventajas numéricas y la llamada mala suerte.
Esta conferencia desató el enojo de los seguidores en las redes sociales. X, en particular, se ha transformado en un verdadero tribunal popular:
“ME ENOJA”
“Ah, vale, todo se explica solo. Si el partido hubiera sido un miércoles, ¡CH habría ganado 5-0! »
“¡No puedes hacerlo! ¡No tienes a Martín como entrenador! Gracias y adiós »
Los críticos señalan la falta de profesionalismo y la ausencia de un manejo serio de la situación.
Muchos se preguntan si la “luna de miel” entre los fanáticos de St. Louis y Montreal no ha terminado definitivamente.
Los comentarios del técnico dejaron un sabor amargo, sobre todo cuando admitió que todavía tenía que “ver el partido” antes de sacar conclusiones:
“Voy a ver el vídeo antes de señalar con el dedo esta noche. »
¿Pero de qué está hablando? Estaba en el banquillo. ¿Ha perdido la visión? ¿No ve que su equipo es una vergüenza andante?
¿San Luis está ciego? Porque perdió la vista durante una rueda de prensa. Decirnos que no es capaz de valorar el partido después de una humillación pública de 8-2 es realmente tomarnos por tontos.
Esta declaración fue vista como otro intento más de evitar cualquier forma de rendición de cuentas.
Varios aficionados denunciaron un equipo falto de seriedad, un entrenador pipí, un portero pipí y un equipo que no tiene autoridad para seguir porque el entrenador es muy blando y sumiso.
La presión aumenta sobre Martin St-Louis y la paciencia de los aficionados se desmorona rápidamente.
El Bell Centre, que bullía al inicio de su mandato, pronto podría convertirse en un lugar hostil si no consigue cambiar la situación.
Incluso los jugadores parecían frustrados con su entrenador en el vestuario.
Más allá de las críticas en la rueda de prensa, sale a la luz otro problema: la aparente ausencia de cohesión y confianza dentro del vestuario.
El episodio de deshielo ante Seattle reveló fallos en la gestión del equipo y las elecciones cuestionables de Martin St-Louis acentuaron las tensiones.
La retirada tardía de Samuel Montembeault, derrotado cinco veces en 15 tiros, no sólo fue una mala elección estratégica, sino que también dejó un sabor amargo entre los jugadores.
Los comentarios poco entusiastas de algunos jugadores, como Montembeault, y las miradas de frustración intercambiadas en el banquillo lo dicen todo.
Si St-Louis evoca a menudo “familia” en el vestuario, este concepto parece cada vez más frágil con cada derrota.
El uso inconsistente de jóvenes talentos como Juraj Slafkovsky también plantea dudas sobre la capacidad del entrenador para guiar eficazmente esta reconstrucción.
El reposicionamiento de Alex Newhook en la primera unidad de power play en el primer tiempo, en detrimento de Slafkovsky, fue una jugada que no fue bien recibida por la afición.
Especialmente porque Newhook pasó los dos minutos completos en el juego de poder, lo que enfureció a todos en el Bell Center.
Los jugadores, los aficionados…Slafkovsky….
Muchos ven esto como un error en la gestión de jugadores jóvenes, ya que Slafkovsky es visto como una parte clave del futuro del equipo.
Esta decisión es la prueba definitiva de la preocupante tendencia en St. Louis a dudar entre proteger a sus jóvenes talentos o darles las responsabilidades que merecen.
Kent Hughes y Jeff Gorton guardan silencio sobre la situación, pero muchos ven este silencio como una señal de preocupación entre bastidores.
Hasta ahora, la gerencia ha apoyado a St. Louis, pero ¿cuánto tiempo puede durar eso si los resultados no se ven? ¿Si las ruedas de prensa siguen siendo vergonzosas como esta noche?
La paciencia de los aficionados de Montreal tiene límites, y la creciente hostilidad en el Bell Centre es una clara prueba de ello.
El canto sarcástico “Olé, Olé” que resonó en la arena es un mensaje contundente y despiadado: la excusa de la reconstrucción no será suficiente por mucho más tiempo.
St-Louis debe cambiar rápidamente las cosas, porque en un mercado tan exigente como el de Montreal, los fracasos repetidos nunca se perdonan.
Si Martin St-Louis no logra cambiar la situación, corre el riesgo de encontrarse en peligro real.
Los rumores de que un vestuario está perdiendo confianza y la creciente exasperación de los fanáticos no pueden ignorarse para siempre.
Si St-Louis esperaba obtener algún alivio con esta reconstrucción, parece claro que subestimó la presión y las expectativas del mercado de Montreal.
Cada partido se convierte para él en una prueba de supervivencia, y el apoyo incondicional que tuvo cuando llegó se desmorona cada día un poco más.
La historia de Martin St-Louis en Montreal todavía se está escribiendo, pero el capítulo actual parece encaminarse hacia una conclusión tensa, si no trágica.
La cuestión ya no es si el St-Louis conseguirá “llevar su juego al juego”, sino cuánto tiempo más podrá engañarnos así en una rueda de prensa.
“Lo pasamos mal los martes por la noche”.
La vergüenza…