Un instructor de cadetes aéreos, también artista moldeador de vulvas, fue sentenciado el lunes a cuatro años de prisión por agredir sexualmente a una adolescente bajo su autoridad. Una pena sustancial justificada por las numerosas agravantes, según el juez.
Publicado a las 16:11
“No se trata de un gesto aislado, sino de gestos intrusivos y premeditados que se produjeron a lo largo de seis meses. Según el Tribunal, nada justifica, ni excusa, la conducta del imputado hacia el adolescente. El acusado es un hombre de mediana edad que se aprovechó de una joven 29 años menor que él”, afirmó el lunes el juez Dominique Dudemaine en el tribunal de Longueuil.
David Lobjoie (cuyo nombre real es David-André) fue condenado, en diciembre de 2022, por explotación sexual de un menor, agresión sexual y puesta a disposición de un niño material sexualmente explícito. El hombre de 53 años esperaba salir impune de dos años de prisión. La Corona pidió cuatro años de prisión.
Entre 2015 y 2020, David Lobjoie fue instructor civil de Air Cadets, un programa dirigido por las Fuerzas Armadas canadienses. Allí conoció a la víctima, una joven de 17 años, y comenzó a darle clases particulares de crossfit y fotografía.
“Las pruebas demuestran una gradación lenta, metódica y constante de las etapas que conducen a una normalización de la sexualidad”, ilustra el juez.
Una cosa llevó a la otra, David Lobjoie comenzó a tocar los genitales de la adolescente durante “masajes” con intención terapéutica. También le muestra a la víctima fotos de su pene y repetidamente le dice que quiere tener sexo completo con ella. Incluso le compra un vibrador.
En el juicio, David Lobjoie dio una versión improbable: afirmó que tocó las partes íntimas de la víctima con el único fin de realizar un “examen anatómico”, como lo haría un “padre”. Fue la adolescente quien le pidió que hiciera esto debido a su experiencia en casting de vulva. De hecho, Lobjoie era un artista de renombre en esta pequeña comunidad.
El juez Dudemaine mantuvo pocos factores atenuantes en beneficio del infractor. Al contrario, las agravantes son numerosas y particularmente graves, como el abuso de confianza y el abuso de autoridad, subraya el juez. Tampoco se puede descartar el riesgo de recurrencia, recuerda el juez.
“El hecho de que una persona que normalmente debería protegernos incumpla su deber y, además, nos ataque, socava significativamente la confianza de las víctimas”, argumenta el juez. Las consecuencias también son importantes para la víctima, continúa el juez.
El magistrado recuerda que las directivas del Tribunal Supremo han sido claras desde la sentencia Friesen de 2020: hay que imponer penas más severas por delitos sexuales contra niños, y esto incluye a los adolescentes.
METROmi Julie Sidara-Charron representó al fiscal, mientras que Mmi Laurent Morin defendió al acusado.