“Cuando llegaron, sólo había humo blanco. Estaban al borde de la asfixia”, declaró a France 3 Mohamed Rahhali, ex presidente de la asociación AMCC que gestiona el lugar de culto.
Afortunadamente, el fuego se extinguió solo, limitando los daños en la puerta y la fachada. Sin embargo, dos salas que albergaban actividades infantiles se vieron afectadas. “Gracias a Dios, sólo quemó la puerta y la fachada”, respira Mohamed Rahhali. La puerta, abierta de par en par tras el incendio, está ahora custodiada por fieles.
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Para el expresidente de la asociación, no hay duda de que se trata de un acto delictivo. “La persona utilizó alfombras de oración cortadas en trozos pequeños para quemar la mezquita. Este no es un gesto baladí”, denuncia. Obviamente, el autor no sabía que la mezquita utiliza alfombras resistentes al fuego como medida de seguridad.
Este acto malicioso es tanto más incomprensible para la comunidad musulmana cuanto que mantiene buenas relaciones con la vecindad. “Desde que llegamos aquí en 2010, nunca hemos tenido ningún problema. Nunca dejamos dinero en la mezquita y nos llevamos bien con los vecinos. Mantenemos una estrecha comunicación con todos”, explica Mohamed Rahhali. La mezquita de Assounnah es también un lugar abierto a todos: “Damos la bienvenida a todos, sea cual sea su religión. Repartimos comidas durante el invierno y durante las vacaciones, todos los vecinos son bienvenidos”.
El presidente de la asociación presentó una denuncia por “daños intencionados por incendio”. La investigación deberá determinar las circunstancias exactas de este incendio e identificar a los autores de este acto.
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