Caso penal “de la pluma” en Ginebra: hay que rehacer todo

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El Tribunal Federal de Lausana.

20min/Marvin Antiguo

El llamado asunto “de la plume”, uno de los casos criminales más cautivadores de los últimos años, está experimentando un nuevo giro. El Tribunal Federal, en sentencia hecha pública este viernes al mediodía, anula la sentencia del Tribunal de Apelación de Ginebra y le pide que adopte una nueva decisión. Tendrá que reexaminar la suerte del septuagenario de Solothurn que mató a su esposa en 2016 en su casa de Grand-Saconnex.

Recordemos que este notable había defendido, durante siete años, la tesis de una muerte natural de su esposa. Sin embargo, una pluma encontrada en sus bronquios había guiado a los investigadores hacia la pista criminal, la de muerte por asfixia. En primera instancia, los jueces del Tribunal Penal consideraron que la versión del acusado era científicamente imposible. Lo declararon culpable de asesinato y lo condenaron a 13 años de prisión.

El acusado cambió su versión

Al inicio de su juicio de apelación se produjo un giro de los acontecimientos: el hombre había cambiado radicalmente su versión de los hechos. Luego habló de “asfixia erótica”, de un juego sexual que amaba a la pareja y que había salido mal: su mujer había muerto mientras él le aplicaba un trozo de edredón en la cara, pero él nunca había deseado su muerte, lo que le dejó devastado. No se había dado cuenta de que se estaba ahogando, fue un accidente.

La Sala de Apelaciones y Revisión creyó esta nueva historia (en cualquier caso había considerado que la Fiscalía “no había logrado demostrar una versión alternativa a la de la asfixia accidental”). Luego se llevó a cabo homicidio por negligencia. El septuagenario recibió entonces una pena de prisión de 3 años, la mitad de los cuales fue suspendida.

Una sentencia teñida de arbitrariedad

El fiscal, convencido de que se trataba efectivamente de un asesinato, remitió el asunto al Tribunal Federal. Por tanto, este último admitió su recurso: considera que los jueces de apelación fueron arbitrarios.

El máximo tribunal del país considera, por tanto, que el proceso que llevó al acusado a presentar tardíamente una nueva versión, la de que el juego sexual había salido mal, no fue evaluado con suficiente rigor. En particular, la justificación de la mentira inicial, es decir, la “gran modestia” del notable, debería haber sido objeto de un examen más profundo.

Los efectos de la inhalación de plumas.

El Tribunal Federal también dictaminó que los tribunales de Ginebra no habían tenido en cuenta todos los elementos de prueba (fluido seminal, toma de somníferos, etc.) que permitían datar la última relación sexual de los cónyuges. Sin embargo, el elemento es crucial: suponiendo que no hicieron el amor la noche de la muerte, la teoría de la asfixia erótica se derrumba.

Además, el Tribunal de Apelación no consideró suficientemente la supuesta falta de reacción de la fallecida mientras se asfixiaba, ni el paso de la pluma por sus bronquios, que según los peritos debería haberle provocado una fuerte tos -y por tanto alertar a su marido-. .

Habrá que desenterrar el posible móvil

El Tribunal Federal señala también que los jueces de Ginebra no se pronunciaron sobre un cierto número de lesiones sufridas por los cónyuges, en particular hematomas en los brazos y las muñecas de la mujer. Añade que el Tribunal Cantonal también tendrá que examinar de nuevo la cuestión del motivo. Hasta ahora nunca se ha podido establecer, aunque sí se ha demostrado en gran medida el amor que unía a la pareja, lo que ha contribuido a espesar el misterio en torno a este caso extraordinario, en el que todo está en juego.

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