François Legault merece ser felicitado por dos enormes proyectos que corren el riesgo de dar dividendos a largo plazo: la creación de la agencia de salud y la propuesta de crear una agencia para la movilidad y las infraestructuras para el transporte colectivo.
En términos de mejorar la administración pública, éste era el mejor camino a seguir. Queda por ver si los resultados estarán ahí…
Rehacer la función pública
Quienes dedican sus carreras a prestar servicios al público, a lo largo del tiempo, no han sido suficientemente reconocidos por su importante papel. Cuando a alguien le dicen que tiene “mentalidad de funcionario público”, no es un cumplido.
Esto es comprensible, dados los horribles resultados en cuestiones clave como la salud y la educación. Pero también es injusto. ¡Porque los problemas que estamos viviendo no son culpa de los funcionarios! Son causadas por culpa de gobiernos sucesivos que nunca han tenido el coraje de tirar por la ventana los modelos fallidos.
Ya sea el CAQ de Quebec o los liberales de Ottawa, nuestros gobiernos han aumentado masivamente el tamaño del Estado –y sus costos– sin que el público pueda ver la más mínima mejora en los servicios.
¿Debo recordarles que los quebequenses son los contribuyentes con mayores impuestos en América del Norte?
¿Salarios realistas?
Había un chiste en la antigua Unión Soviética, donde todos trabajaban para el gobierno: “Nosotros pretendemos trabajar y ellos fingen pagarnos”.
Bueno, está bien, no somos la antigua Unión Soviética, pero hay más personas trabajando para el gobierno (y sus tentáculos) en Quebec que en nuestros vecinos de Canadá o Estados Unidos, y eso no se detiene.
Si queremos atraer y retener buenos abogados como fiscales y buenos ingenieros para planificar nuestras carreteras, debemos pagarles según el mercado.
Pero ojo, cualquier comparación justa con el sector privado también debe tener en cuenta la enorme ventaja del servicio público en términos de calidad de vida (horario de trabajo y vacaciones) y permanencia (trabajo de por vida).
Montreal debe ser la sede de las agencias.
El Estado de Quebec está inflado y es ineficiente. Para remediar esto se necesita otro modelo, como el de las agencias. ¡Pero cuidado! Dubé instaló la sede de la agencia Santé Québec en Quebec.
No es que no me guste la ciudad de Quebec, es una de las más bellas de Norteamérica. ¡Es sólo que la mayoría de los problemas por resolver están en Montreal!
Si se instala en Quebec, en lugar de empezar con buen pie, la agencia corre el riesgo de convertirse en una empresa en quiebra que acaba de empezar con otro nombre.
Las mismas personas cruzarán la calle y nada cambiará.
Lo mismo ocurre con la agencia de transportes del ministro Guilbault.
Si predica para su parroquia y ubica la agencia en la antigua capital y no en la metrópoli, es seguro que su buena idea estará condenada al fracaso por la misma razón.
