Marine Ernoult / IJL – Réseau.Presse – La Voix Acadienne
“La Isla del Príncipe Eduardo se ha convertido en la mejor provincia del país para acceder al aborto, está anclada en el sistema de salud”, dice Martha Jane Paynter, profesora asistente en la Facultad de Enfermería. de la Universidad de Nuevo Brunswick.
El hospital de Summerside ofrece servicios de aborto desde 2017. Antes de esa fecha, las pacientes tenían que viajar a Nuevo Brunswick o Nueva Escocia. Tenían que afrontar costes exorbitantes y montañas de papeleo, explica Martha Jane Paynter.
“Hoy pueden ir a Summerside con mucha más facilidad”, continúa. Es una de las mejores clínicas del país, el personal es extraordinario y dedicado.
Las mujeres pueden elegir entre la interrupción médica voluntaria del embarazo o la interrupción instrumental del embarazo. La primera, que consiste en tomar un medicamento llamado mifepristona, es posible hasta las nueve o diez semanas de embarazo. Alrededor del 60% de los abortos en la isla se realizan de esta manera.
1 de cada 3 mujeres canadienses afectadas
Según Martha Jane Paynter, la telemedicina “revolucionó” el acceso. Gracias a las consultas médicas online, las mujeres ya no necesitan desplazarse, “excepto para hacerse un análisis de sangre y recoger los medicamentos en la farmacia”, explica.
El aborto instrumental, una técnica quirúrgica que requiere anestesia y breve hospitalización, es realizado únicamente por médicos hasta las dieciséis semanas de embarazo. Más allá de eso, las mujeres deben salir de la provincia.
El aborto, gratuito para los titulares de una tarjeta sanitaria provincial, sigue siendo de pago para los estudiantes internacionales y los trabajadores extranjeros temporales.
“Tenemos que cambiar eso, es una cuestión de igualdad”, insiste Martha Jane Paynter. Un aborto cuesta unos cientos de dólares, mientras que un embarazo no deseado le cuesta a la sociedad mucho más”.
Mientras que el derecho al aborto está en declive en Estados Unidos, Martha Jane Paynter cree que “el ambiente es completamente diferente” de este lado de la frontera: “Todavía hay preocupaciones, pero vemos muchas más mejoras para nosotros”.
Por su parte, Teale Phelps Bondaroff, presidente de la campaña AccessBC, que aboga por la gratuidad de los anticonceptivos recetados, cree que todavía queda trabajo por hacer.
“La lucha por la justicia reproductiva es una batalla larga. Lo que está pasando en Estados Unidos nos muestra que debemos seguir luchando para defender lo que tenemos”.
Teale Phelps Bondaroff está haciendo campaña para que los métodos anticonceptivos recetados sean gratuitos en todo el país.
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Hacer que la anticoncepción sea gratuita
Para contrarrestar el mensaje procedente de Estados Unidos, Martha Jane Paynter insiste en la importancia de desestigmatizar el aborto y mejorar el acceso a la información.
En su opinión, muchos isleños todavía ni siquiera saben que hay servicios disponibles cerca de ellos.
“Necesitamos normalizar las discusiones, hacer más educación. Una de cada tres mujeres en Canadá ha tenido un aborto en su vida, es súper normal y común”, explica.
La otra cuestión en términos de salud reproductiva es el acceso a métodos anticonceptivos. En la provincia, los dispositivos intrauterinos (o DIU), las píldoras anticonceptivas orales, los implantes o las inyecciones de hormonas son de pago y pueden costar hasta 500 dólares.
El Programa de Salud de la Mujer sólo cubre el costo de los DIU para pacientes que no tienen un seguro médico privado.
“Debería ser gratuito, es una cuestión de igualdad de género y ética, y ayuda a prevenir embarazos no deseados”, subraya Teale Phelps Bondaroff.
Hasta ahora, sólo Columbia Británica y Manitoba han hecho gratuitos los anticonceptivos recetados. A nivel federal, el primer ministro Justin Trudeau ha prometido acceso gratuito a métodos anticonceptivos recetados en el futuro programa nacional de seguro de medicamentos.
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