“Me porté mal, pero no cometí ninguna violación”. A sus 28 años, este joven proclama este martes su inocencia ante la sala de instrucción de París. Fue acusado el 15 de abril en París de “intento de violación” antes de ser encarcelado. Se sospecha que, el 13 de abril, atacó a una mujer en los baños de un bar del distrito 11 del distrito de la Bastilla. A pesar de sus negativas, este electricista permaneció tras las rejas. Una decisión acorde con las solicitudes del Abogado General que insiste en “el riesgo de reiteración”.
Esta tarde de mediados de abril, un cliente acude a los aseos situados en el sótano. Entra en una cabaña cuando de repente un hombre empuja la puerta. Entra con ella e intenta desnudarla. La víctima resiste enérgicamente y lo vence. Entonces se baja los pantalones y le ordena que le practique sexo oral. Ella se niega, lo empuja y logra salir antes de que la agarren y la devuelvan al interior. En ese momento, su compañero de bar, un poco preocupado, baja al baño y sorprende a este chico subiéndose los pantalones. Su amiga, asustada, le cuenta que alguien acaba de intentar violarla. Alertaron al guardia de seguridad del establecimiento quien inmediatamente alertó a la policía.
La policía llegó y arrestó al sospechoso que fue detenido en la comisaría. La víctima fue trasladada a urgencias del hospital, donde comprobaron que presentaba hematomas y estaba traumatizada. Durante su audiencia, esta mujer explica que habló con su agresor durante la noche, pero no le envió ninguna señal de carácter sexual. Los testigos: su salvador, el gerente del establecimiento y el guardia de seguridad confirman su relato. La videovigilancia se aprovecha y congela el curso de los acontecimientos.
Durante estas audiencias, el artesano explica que se acercó a este cliente en el bar. Asegura que ella inmediatamente habría mostrado interés en él. Un poco más tarde lo vio charlando con otro hombre. Una situación que le puso celoso. Supuestamente lo siguió hasta el baño para pedirle sexo oral. “No tengo ningún problema. Si quiero tener relaciones sexuales, tengo los medios para ir a ver a una prostituta”, asegura esta guadalupeña a los investigadores.
En su prontuario penal consta sólo una condena por desacato y rebelión. En esta historia, seguía a chicas jóvenes por la calle a las que asustaba haciéndoles proposiciones sexuales. Llamaron a la policía y durante la intervención las cosas salieron mal con los agentes.