Por segunda vez en menos de un mes, el mundo del atletismo recordó que en los 1500 m masculinos hay mucho más que la rivalidad alfa entre Josh Kerr y Jakob Ingebrigtsen.
Después de que Cole Hocker los eclipsara a ambos en los Juegos Olímpicos de París hace cuatro semanas, fue el turno en Zurich de su compatriota estadounidense Yared Nuguse de demostrar que Ingebrigtsen y Kerr no siempre son los mejores corredores ni los conversadores más entretenidos.
Tras haber seguido a Ingebrigtsen en cada paso de la carrera, Nuguse calculó el tiempo perfecto para superar al noruego en la recta final, mientras que Kerr, que también se había colocado brevemente en posición de desafiarlo, cayó decepcionantemente al quinto lugar. Al menos fue la confirmación del raro cumplido que Ingebrigtsen le había hecho a Kerr y a su entrenador Danny Mackey antes de la carrera al señalar que el escocés era particularmente hábil para alcanzar su máximo rendimiento cada temporada en la carrera más importante.
Kerr había corrido en 3 minutos y 27,79 segundos cuando más importaba, en el Stade de France, pero, incluso con un intenso bloque de entrenamiento en altura en Albuquerque desde entonces, parecía cansado tras la gran emoción de París. Seguramente ahora terminará su temporada y pondrá su mirada en el gran enfrentamiento que se avecina en Tokio el año que viene, cuando Ingebrigtsen estará decidido a quitarle de los hombros la corona mundial de los 1500 m.
Ingebrigtsen ganó el oro olímpico en 5.000 m y estableció un récord mundial en 3.000 m desde la derrota de París, pero, tras haberse quejado antes de esta carrera de una infección, claramente también estuvo por debajo de su mejor nivel.
