Producción de pornografía infantil | La doble vida de un actor comunitario

Producción de pornografía infantil | La doble vida de un actor comunitario
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Fue una figura destacada en el mundo comunitario. Dirigió un centro de ayuda para los recién llegados. Pero Gilles Provencher vivió una doble vida. Durante años, presuntamente pagó a cómplices en Malí para que explotaran sexualmente a niños en situación de “miseria humana”. Agresiones retransmitidas en directo para su exclusivo placer. Se dice que hasta 40 niñas cayeron en sus garras.


Publicado a las 01:12

Actualizado a las 5:00 a.m.

Kadia* tiene 8 años. Vive en una gran pobreza en un pueblo de Mali. Su madre recibió miles de dólares de un extraño para entregar a su hija a pastar. Se intercambian vídeos del niño en Facebook. Entonces se inició una investigación internacional. El extranjero sería Gilles Provencher.

“Buscar nuevas víctimas era su forma de vida”, testificó la investigadora Mélodie Leclerc, del Servicio de Policía Municipal de Montreal (SPVM). “Es casi una forma de vida. Fue una búsqueda diaria”, argumentó el fiscal de la Corona, M.mi Hugo Rousse.

El ciudadano de Montreal, de 77 años, se enfrenta a 13 cargos, entre ellos producción de pornografía infantil, incitación al contacto sexual de un menor y seducción. Detenido desde mayo de 2023, Gilles Provencher desea ser liberado, pero la Corona se opone. Fue durante esta audiencia, a finales de marzo, que se revelaron los detalles de este expediente único.

“Despreciable”, “odiosa”, “pervertida”. Durante la audiencia no faltaron epítetos para describir los crímenes presuntamente cometidos por Gilles Provencher contra decenas de niñas malienses.

Sus víctimas eran niñas que vivían en extrema pobreza, especialmente jóvenes de 12 y 13 años. También hay dos bebés y entre 15 y 20 adolescentes “más desarrollados”.

Gilles Provencher era director de Carrefour Solidarité Anjou, una organización que ayuda a los recién llegados al este de Montreal. Estaba cerca de la comunidad africana en Montreal. El año pasado incluso participó en una rueda de prensa para pedir ayuda al Gobierno para los solicitantes de asilo. Según sus compañeros, tenía un “aura”.

Pero en la sombra, Gilles Provencher recopiló imágenes de pornografía infantil y reclutó a jóvenes en Mali, donde vivió durante unos diez años, según las pruebas presentadas por la fiscalía. Sin embargo, esta evidencia no fue probada durante un juicio.

En directo

“Su modus operandi está bien engrasado. Es él quien pone en marcha las estrategias para encontrar chicas lo suficientemente vulnerables como para producir pornografía infantil”, testificó la investigadora Mélodie Leclerc de la SPVM.

A través de cómplices, el montrealés podría, por ejemplo, financiar un concurso de baile en un pueblo pobre de Malí y luego apuntar a las jóvenes que bailan más “sexys”. Otras veces, los cómplices le encontraban presas, según criterios muy concretos. “Los compró, los conoció online, los eligió. Utilizó conexiones que tenía en Mali para reclutar niños para producir pornografía infantil y cometer abusos sexuales contra ellos a través de cómplices en Mali”, resumió el fiscal de la Corona M.mi Hugo Rousse.

Según las pruebas, Gilles Provencher transfirió 16.000 dólares a seis mujeres en África, entre ellas tres cómplices identificadas. Un montrealés de origen maliense afirma haber realizado varios traslados para los acusados, creyendo ingenuamente que estaba ayudando a la gente en Malí.

“En su declaración a la policía, admite que pagó por niñas, dijo que era para su escuela”, subraya M.mi Pelirrojo.

Según la fiscalía, Gilles Provencher practicaba el “grooming”, es decir, insensibilizaba progresivamente a sus víctimas respecto de la sexualidad.

Por ejemplo, les pagaba bonitos vestidos y peinados por posar. Con el paso de los meses, los obligaron a desnudarse y luego a hacer gestos sexuales con otros niños o con mujeres. Los gestos descritos durante la audiencia son muy explícitos.

“En algunos archivos, las chicas envían la foto diciendo “Gracias abuelo”. En otros dirán que son M.a mí Provencher. En vídeo en tiempo real, el número [de téléphone] asociado con el señor Provencher será el abuelo”, relata el investigador Leclerc.

Según el policía, Gilles Provencher observó en directo las agresiones sexuales de sus víctimas. A diferencia de la mayoría de los pedófilos, no compartió su producción de pornografía infantil. El testimonio del investigador, sin embargo, revela que los ataques “vivos” contra niños son un fenómeno creciente.

“Muchos consumidores de pornografía infantil se envían entre sí un enlace en un momento determinado. Habrá un ataque en tiempo real. Los abusadores pueden hacer demandas […]. Esta es una tendencia que vemos cada vez más”, explica el investigador.

Percepción pública

A los ojos de la Corona, el público se sorprendería si se enterara de la liberación de Gilles Provencher, dadas las circunstancias especialmente graves del caso. “Es odioso”, insistió M.mi Pelirroja, quien no identifica atenuantes. Por tales delitos podría pedir al menos entre 8 y 10 años de prisión, afirmó.

Según el abogado defensor, Sr.mi Jonas Fadeu, un público razonable y bien informado podría entender que un hombre sin antecedentes como Gilles Provencher pudiera ser puesto en libertad hasta el juicio. “Su riesgo de reincidir es bajo”, argumentó. El acusado se ofrece a vivir, solo, en el edificio de su hijo.

El juez Christian M. Tremblay mencionó condiciones muy severas si decidiera liberarlo. “¡No tocas una computadora!” Y nada de móvil. Nada. Nada. Cero”, afirmó.

Sin embargo, el magistrado pareció postergar la cuestión de la percepción pública, un criterio crucial. Tomará su decisión a finales de mes.

Y en cuanto a Kadia, sigue siendo la “prioridad número uno” del investigador. “Fuimos a la huelga en Interpol, esperamos volver pronto”, concluyó.

* Nombre ficticio

lo que hay que saber

Gilles Provencher está acusado de numerosos delitos sexuales contra niños. Quiere ser puesto en libertad hasta el final de su juicio.

Este ciudadano de Montreal, de 77 años, presuntamente pagó a cómplices para que explotaran sexualmente a niñas en Mali.

El acusado dirigía Carrefour Solidarité Anjou, una organización que ayuda a los recién llegados.

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