A sus 43 años, Cathy Germain, autora angevina, decidió transformar su lucha contra la bipolaridad en una misión de sensibilización. Diagnosticada hace sólo tres años tras un deambular médico de más de una década, publicó “La niña de la sonrisa helada”. Un testimonio conmovedor donde comparte su experiencia, sus pruebas y sus victorias frente a este trastorno psicológico a menudo incomprendido.
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Cathy Germain no siempre supo que era bipolar. Durante más de diez años sufrió episodios depresivos recurrentes, atribuidos a una simple depresión. No fue hasta 2021, después de una fase maníaca inicial, que se hizo el diagnóstico. “El psiquiatra me dijo: no estás deprimido, eres bipolar. En ese momento todo cambio“.
El proceso de diagnóstico de la bipolaridad sigue siendo largo y plagado de obstáculos. Cathy recuerda que los pacientes suelen pasar unos diez años antes de recibir un diagnóstico preciso. Todo empezó para ella durante su segundo embarazo. “Tuve una gran depresión, un agotamiento”.
Normalmente es un bonito acontecimiento tener un hijo, aguanté, pero fue entonces cuando tuve los primeros síntomas.
La bipolaridad significa navegar entre dos polos: fases eufóricas de “arriba” donde los pensamientos fluyen, los proyectos se acumulan y fases de “abajo” donde el más mínimo gesto se vuelve insuperable. “Mis hijos no entendían por qué su madre, que era físicamente capaz, permanecía acostada. No fue falta de motivación, sino un peso mental aplastante.“, confiesa Cathy.
Estos tiempos oscuros la llevaron a pensamientos suicidas, con un intento que ella describe como “llamo por ayuda, quería dejar de hacer sufrir a mis seres queridos“. Desde entonces, ha aprendido a vivir con este trastorno, en particular gracias a un tratamiento estabilizador a base de litio y a un riguroso seguimiento psiquiátrico.
Angevine, de 43 años, encontró su terapia en la escritura. “La niña de la sonrisa helada” es más que un libro: es un grito del corazón y un rayo de esperanza para los demás. “No son las palabras que recordamos, son las palabras que vinieron del fondo del agujero.“.
Lejos de limitarse a su historia personal, la obra pretende romper el tabú que rodea a la salud mental.
No quiero que mis hijos vivan el mismo silencio que yo ante la enfermedad de mi padre.
Cathy creció con un padre maníaco-depresivo, un antiguo término para referirse a la bipolaridad. Desde muy joven, se enfrentó a la realidad de la enfermedad mental. “Compartí su día a día en los pabellones psiquiátricos, lo ayudé en su tratamiento, pero siempre me dije: no es mi papá, es la enfermedad.“Las manifestaciones del trastorno bipolar de su padre se caracterizaron principalmente por intensos episodios maníacos”.Pensamientos delirantes, deseos de gastar en exceso, logorrea donde las palabras fluyen sin cesar… “, recuerda.
Basándose en su experiencia, Cathy quiere extender su mensaje. Le gustaría organizar conferencias para crear conciencia sobre el trastorno bipolar y la salud mental. “Durante mucho tiempo no pude predecir nada. Cancelar una salida, una cita o incluso unas vacaciones porque no sabía si podría salir de casa al día siguiente“, explica Cathy.
Hoy describe una vida cotidiana transformada: “Ahora puedo hacer proyectos a corto, mediano e incluso largo plazo.”
Más información: “La niña de la sonrisa helada” – Librinova
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