las lágrimas de la tierra noruega

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Un pequeño pueblo minero en el archipiélago noruego de Svalbard. GUIA BESANA / AGENCIA VU

“Todo el mundo quiere volver a casa” (Alle vil hjem. Ingen vil tilbake), de Helga Flatland, traducida del noruego y neonoruego por Dominique Kristensen, L’Aube, 248 p., 22 euros.

Cada uno de los narradores de esta novela tiene su propio recorrido por el paisaje: a pie, en coche, los tres corren, angustiados, deslizándose por la superficie de la campiña noruega hacia el pueblo de donde un día partieron Tarjei, Trygve y Kristian. . morir en Asia Central. Los tres jóvenes se encontraban entre los varios cientos de soldados enviados por Oslo e integrados en la coalición internacional durante la guerra de Afganistán (2001-2021). A Julie, la hermana de Tarjei, los elfos y los fantasmas; a Sigurd, el amante secreto de Trygve, las esperanzas decepcionadas y el deseo devastado; a Mats, el compañero de Julie, incomprensión y desánimo. De las tres corrientes de conciencia que se superponen y se responden surge una imposibilidad, la de regresar o establecerse permanentemente en el pueblo, como si el dolor de la pequeña comunidad pesara sobre todo, permeara hasta la tierra y contaminara hasta a los animales. en la granja de los padres de Julie, una granja que ella soñaba con hacerse cargo con Mats hasta la muerte de Tarjei.

La segunda novela de Helga, Flatland, publicada en 2012 en Noruega, Todos quieren volver a casa es también el segundo volumen de una trilogía, el primero de los cuales, Quédate si puedes, vete si es necesario (traducido a media docena de idiomas y publicado en francés por Editions de l’Aube en 2023), situó inmediatamente al joven autor en el corazón del panorama literario noruego. Si una novela posterior, más ligera pero igual de delicada y sutil, una familia moderna (2017; L’Aube, 2022, para la traducción francesa), le trajo reconocimiento mundial, la trilogía original (completada por Det Finnes ingeniero Helhet [« le tout n’existe pas », 2013, non traduit] En retrospectiva, se afirma como una concentración de los talentos de Helga Flatland. Pero también como una mirada poco convencional, desde el país de origen, al compromiso de las fuerzas armadas noruegas en Afganistán. “Tarjei fue un héroe que se sacrificó por el país”explica el Ministro de Defensa en la novela. “¿A qué país se refieren en realidad? »anhela preguntarle a Julie, para quien la partida y la muerte de su hermano no tienen nada que ver.

Una casa despoblada e irreconocible

Porque toda la tensión dramática de Todos quieren volver a casa Se basa en una distancia insoluble, una ausencia definitiva sin adiós. Un otro lugar esquivo ha hecho que un aquí sea inhabitable, un hogar despoblado e irreconocible, sin importar las discusiones, las resoluciones radicales o los recuerdos.

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