A través de la escolarización de los niños de familias gitanas, Frédéric Miquel, inspector de Educación Nacional, amplía la reflexión sobre la educación actual en un libro titulado “Nuestra escuela: un llamamiento a quienes carecen de ella. Encuentro con las familias gitanas”.
Frédéric Miquel, ¿por qué escribiste este libro?
Soy inspectora nacional de educación, después de haber sido docente. El rector me ha confiado la misión desde 2021 de educar a los niños de familias gitanas, que están en dificultades, para que puedan recibir apoyo. Este no es el caso de todas las familias. La escuela de la República es la de la fraternidad, ningún alumno debe escapar de este proyecto democrático, que apunta al desarrollo y progresión individual y social.
La institución extraña a estos estudiantes, es un perjuicio a nuestro proyecto, que pretende hacer el bien para todos. La escuela es obligatoria y gratuita. Si permitimos que esto suceda, aumentará la marginación y la precariedad, lo que conducirá al fracaso académico y social. Mi deseo es escuchar esta negativa a comprender y mejorar la situación, restableciendo la confianza.
¿Por qué no enviar a su hijo a la escuela?
Entre los motivos para negarse a enviar a su hijo a la escuela está el miedo a la discriminación, a enfrentarse al antigitanismo y el miedo a perder la propia identidad. Esta resistencia es real. Por el contrario, existe el miedo de otros padres, que temen la diversidad y piden exenciones. La escuela es el primer lugar donde experimentamos la alteridad.
En concreto, ¿cómo podemos conseguir que estos niños de familias gitanas vuelvan a la escuela?
Vemos lo que se ha intentado en la Academia, particularmente en Aude, con soluciones innovadoras con nuestros socios fuera de la Educación Nacional. Se trata de diferentes ejes: el tratamiento jurídico, mediante la aplicación de la ley, la alianza educativa con las familias para restablecer la confianza, la visita a los barrios y la práctica de la mediación, como es el caso de Lézignan en particular. Y dando un lugar legítimo a la lengua catalana o española, a las culturas gitanas. Proporcionar una respuesta educativa adaptada para permitir que los niños se pongan al día con los retrasos académicos en un sistema inclusivo. Esto implica aportar recursos adicionales, por ejemplo formando a profesores.
¿Con qué medios?
Ya existen medios para apoyar a los estudiantes más marginados. El rectorado tiene la posibilidad de aportar recursos adicionales, dependen de la respuesta educativa que queramos dar.
¿Hay algún resultado?
Los resultados aún son insuficientes, hay resultados visibles e invisibles. Hay que trabajar para cambiar las mentalidades para recuperar lo invisible. Es una germinación lenta, que apunta a cambiar mentalidades. Debemos llegar más lejos en esta mano tendida, a través del diálogo y del cruce de conocimientos que nos elevan.
¿Para quién es este libro?
A las familias gitanas para demostrarles que son los principales interesados, a la comunidad de Educación Nacional y más allá a todas las personas que quieren vivir en armonía.