“Amigos, queridos amigos”, último libro de Bernard Pivot, tratado sobre la amistad y carta de despedida

“Amigos, queridos amigos”, último libro de Bernard Pivot, tratado sobre la amistad y carta de despedida
“Amigos, queridos amigos”, último libro de Bernard Pivot, tratado sobre la amistad y carta de despedida
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Amigos, queridos amigos

por Bernard Pivot

Ediciones Allary, 162 p., 17,90 euros.

Bernard Pivot se ha ido. Hace dos años presentó su último trabajo, un antiguo tratado sobre la amistad y una deuda de gratitud con sus queridos funcionarios electos, cuya presencia fue una riqueza para él. En el ejercicio de su profesión, el chambelán de “Apóstrofes” se había impuesto una norma de conducta. Mantén cierta distancia, apégate a la estima y la admiración. Estuvo de acuerdo en levantar esta barrera para unos pocos escritores, pocos en número. En esta obra testamentaria, sólo concede el título de verdadero amigo a una docena de personas, entre ellas Jorge Semprun, Jean-Claude Lattès, Robert Sabatier, Jean Chalon, Jérôme Garcin, Michel Piccoli, François Périer, Pierre Perret.

Antes de describir lo que une sus afinidades, Bernard Pivot compuso el vademécum que distingue la amistad del amor, retomando ciertas características (atracción, evidencia, afecto, apego, confianza). Los impulsos, comparables a los juegos previos, están teñidos de curiosidad, simpatía y admiración. Evoca los altibajos, los períodos de relajación, las riñas, los falsos amigos. Y los inesperados cambios de inclinación: una discusión con Jean d’Ormesson que le llevó a abandonar el Fígaro se convierte, con el tiempo, en una verdadera amistad, o en este giro impredecible hacia Régis Debray, que lo había crucificado y de cuya compañía disfrutaba como vecino de mesa en la Académie Goncourt.

Optimismo y alegría

” En última instancia, se pregunta, ¿Qué es una amistad verdadera y total? ¿Cómo reconocemos a los verdaderos amigos? » Para él, el optimismo y la alegría cimentan sus cimientos.

Desde pequeño sólo mantuvo a su amigo Paul, un pastelero, con quien siguió compartiendo silenciosas salidas de pesca y su especialidad, el ideal de Mâconnais. (“cortezas de merengue rellenas de crema de mantequilla de turrón triturado”…).

Nada, según él, sella mejor este vínculo recíproco que una buena botella de vino que suelta lenguas y confidencias. A la manera de La Bruyère, también pinta retratos concisos y variados, alentado por las vulgaridades de Sacha Guitry o las exigencias implacables de Voltaire.

Sin duda, a muchos les hubiera gustado ser amigo de este hombre, compartir el pan con él, brindar con sus copas, compartir ciertos momentos, desenredar sin miramientos el ovillo de largas conversaciones… ¿Se llevó Bernard Pivot en la muerte, como un talismán para el ¿Este vínculo privilegiado que le ayudó a vivir la vida después de la muerte? “La amistad empuja los muros, amplía la perspectiva, alarga el brazo, el paso y el tiempo. »

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