de Oslo a París, de Inga a Cora

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El escritor Didier Blonde, en 2020 FRANCESCA MANTOVANI/GALLIMARD

“Oslo, de la memoria”, de Didier Blonde, Gallimard, 160 p., 17 euros, digital 12 euros.

A su Autorretrato con fantasmas (Gallimard, 2022) añade Didier Blonde, con Oslo, de memoriauna variación en la que un “tropismo del norte”. Aparece de perfil perdido, detrás de un narrador al que atribuye su pasión por la investigación, su gusto por el cine mudo y las direcciones parisinas. “palimpsestos de recuerdos”. En marzo de 2011, en la terraza del Dôme Villiers, en París, releyó una carta de Oslo: una cineasta, Liv Fure, le ofreció el papel de asesora para un documental dedicado a la estancia parisina de una noruega a quien conoce. Casi nada, Cora Sandel.

Esta misteriosa propuesta le trae el recuerdo de su viaje a Noruega, cuando tenía 18 años, en un viejo 2CV rojo brillante, para ver el sol de medianoche desde lo alto del acantilado del Cabo Norte. Pensando en los libros de Ibsen y Strindberg, las películas de Victor Sjöström, pero también los “mirada inquietante de la cámara” de la actriz Harriet Andersson en Mónica, la película de Ingmar Bergman (1953). Ese verano, tuvo un breve romance con la bella Inga: un vago recuerdo que intenta revivir mientras camina frente a la pantalla de su computadora por las calles de Oslo.

Vuelve a ver el parque Frogner, el bar Justisen, recuerda a Inga que cantaba acompañándose con la guitarra. En la portada de un libro que estaba leyendo aparecía el nombre de la autora, Cora Sandel. Por tanto, esta no es una actriz desaparecida, una de sus ” estrellas fugaces “, sino una mujer de letras enamorada de la libertad, que Didier Blonde nos presenta magníficamente. Cora Sandel es, de hecho, el seudónimo elegido por Sara Fabricius (1880-1974), quien, abandonando su Noruega natal, vino a vivir en París, entre 1906 y 1921, para dedicarse a la pintura, su primera vocación, antes de convertirse en una buena artista. -Novelista conocido en el mundo escandinavo. En Francia, solo Alberte y Jacob (Mujeres-Antoinette Fouque, 1991) y Alberte y la libertad (Presses Universitaires de Caen, 2020) han sido traducidos. Cora, Sara, Alberte – el director del documental quiere confrontar estas tres caras, como en una especie de “espejo de tres lados”.

como un extra

“Me encariñé cada vez más con Sara, la joven parisina, la única real y viva para mí.dice el narrador. El que Cora Sandel había escondido detrás de Alberte. Encontré en ella, cien años antes, mi propio gusto por los largos paseos entre la multitud o por calles solitarias a la hora en que se encienden las luces de la calle. Me bastó saberlo a través de estos fragmentos, desordenados, que se prestaban bien para componer el retrato disperso de un fantasma callejero. »

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