Asistir a la COP, donde la política a menudo triunfa sobre la ciencia, puede ser desalentador, dijo Joyce Kimutai, experta en calentamiento global en un país africano propenso a desastres.
“Si el mundo escuchara a los científicos, tal vez no celebraríamos estas COP”, susurra a la AFP este climatólogo keniano de 36 años, al margen de la conferencia sobre el clima que se celebra este año en Azerbaiyán.
“Nuestra acción es muy lenta. Tenemos miedo de tomar medidas audaces. Y no entiendo por qué”, confiesa.
Mientras la conferencia se prepara para entrar en su segunda semana, los países reunidos no parecen estar más cerca de acordar aumentar la tan necesaria ayuda financiera a los países vulnerables al cambio climático en África, Asia o América Latina.
Sin este dinero, los países en desarrollo dicen que será difícil cambiar a energías renovables y adaptarse a crisis climáticas más frecuentes.
Las conversaciones están dando vueltas en círculos, poniendo a prueba a aquellos cuyas comunidades están a merced de un clima cada vez más impredecible y extremo.
“Es realmente frustrante”, dice Kimutai, una de las principales autoras del IPCC, el grupo de expertos de la ONU sobre el clima.
“Trato de mantenerme optimista, pero, sinceramente, hay días en los que me despierto sintiéndome muy pesimista sobre el sufrimiento de estas comunidades vulnerables”.
– El frente climático –
Joyce Kimutai comprende el costo de la inacción climática mejor que nadie en las salas de negociación de la COP29: se especializa en atribuir eventos climáticos extremos al calentamiento causado por el hombre y colabora con una red global de científicos líderes en esta disciplina en crecimiento.
“Pero prefiero trabajar en el continente africano porque ahí es donde siento que se necesita mi experiencia”, dice la señora Kimutai, que vive en Nairobi.
Allí, la climatóloga no escapa a los fenómenos que estudia. Este año, después de sufrir su peor sequía en décadas, Kenia soportó aguaceros e inundaciones que mataron a cientos de personas y destruyeron carreteras y viviendas.
Ella dice que fue estudiar el Valle del Rift en la clase de geografía de la escuela secundaria lo que despertó su pasión por la ciencia. Los deslizamientos de tierra eran cada vez más frecuentes allí, así como las estaciones impredecibles, la hierba y el agua cada vez más escasas para el ganado.
El cambio climático impone un costo “terrible” a Kenia, lamenta, tal como lo hace en otras partes de África y otras regiones en desarrollo.
“No están preparados para estos acontecimientos”, teme Kimutai.
Ni siquiera los países ricos se “salvarán”, piensa, destacando las recientes inundaciones mortales en España.
– “Humillante” –
En la COP29, Kimutai asesora al gobierno de Kenia en el enfrentamiento financiero con los países ricos, reacios a aumentar significativamente sus contribuciones.
Para Kimutai, Kenia “porta el continente africano”, liderando actualmente el grupo de negociadores africanos, formalmente reconocidos en el proceso de la ONU.
“Si te enfrentas a tres o cuatro desastres al año, tienes que acudir cuatro veces a los propietarios, que te piden dinero y eso significa que estás constantemente endeudado”, subraya el investigador.
Verse obligada a negociar para reparar un problema causado por otros es “humillante”, critica, especialmente cuando el tiempo se acaba.
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