¿Por qué defender el escenario, a estas alturas hipotéticas, de una victoria de Donald Trump? En primer lugar porque nada le afecta. Los casos judiciales, los excesos de su bando, sus inconsistencias, sus mentiras a veces. Nada mueve las encuestas. Sus seguidores le siguen siendo leales.
Y además, las encuestas auguran un buen augurio para el republicano. Aunque su ventaja es pequeña, está a la cabeza en los cuatro estados clave del sur: Carolina del Norte, Georgia, Arizona y Nevada. Entonces le bastaría con ganar un solo estado del norte, entre Pensilvania, Wisconsin y Michigan, para acceder a la Casa Blanca. Sin embargo, en 2016, ¡había conquistado los tres! También podemos suponer que los institutos subestiman el voto de Trump. Este fue el caso en 2016 y 2020. Es difícil encuestar a los votantes que huyen del sistema y no se prestan al juego de las encuestas.
Y además Donald Trump no está en el cargo y eso es una gran ventaja. En casi todo el mundo, los jóvenes que abandonan la escuela lo hacen con una discapacidad. Los votantes tienen hambre de cambio, quieren probar nuevas recetas. Claro, Joe Biden no está en la boleta electoral, pero Kamala Harris está asociada con su historial. Y el actual presidente es impopular. El 56% de los estadounidenses desaprueba su acción.
Trump comienza casi todas sus reuniones con la misma pregunta: “¿Está usted más rico (en mejor situación) que hace 4 años?”. “. Y la multitud invariablemente grita “¡no!” “. Esto es en parte injusto porque a la economía estadounidense le está yendo bastante bien. Pero la inflación alcanzó niveles récord durante los años de Biden y los estadounidenses culpan a la administración demócrata por ello.
Trump ha impuesto temas de campaña que dan en el blanco, empezando por la inmigración. Para más del 80% de los activistas pro-Trump, este es un tema importante. Bajo Biden, Estados Unidos ha experimentado un número récord de entradas ilegales al país. Y el multimillonario hizo campaña sobre este tema, con palabras muy duras: llama a los inmigrantes “criminales”, “violadores”… que “envenenan la sangre de Estados Unidos”. Propuso el programa de deportación más grande en la historia del país. Un discurso que deleita a la multitud de seguidores del MAGA durante sus mítines.
En términos generales, Trump logra movilizar a los votantes. Es un showman, una estrella de televisión, un artista. Estuvo en una reunión anoche en Michigan hasta las 2:10 de la madrugada. Trump se sale de su texto, multiplica las digresiones, a veces sin ningún sentido, pero hace gala de una energía impresionante para un hombre de 78 años, entretiene a su público. Mucho más que Kamala Harris a quien en ocasiones le cuesta atravesar la armadura.
Se presenta como un hombre fuerte frente a las crisis que azotan al mundo. Exalta el patriotismo estadounidense, la familia y los valores tradicionales. Su programa económico es elemental: aumentar los derechos de aduana, producir y comprar productos americanos. Este discurso atrae a los hombres, especialmente a los blancos sin educación, quienes en su mayoría votan por él. Y atrae cada vez más a las minorías, a los negros, a los latinos.
¡Por eso Donald Trump ganará!
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