NARRATIVO – Ocho años después de su sorpresiva elección, el regreso de Trump parece una revolución. En lugar de quedar desacreditado por su intento de anular el resultado de las elecciones de 2020, utilizó las demandas presentadas en su contra como un trampolín.
Donald Trump nunca habrá merecido tanto las hipérboles que ama y que utiliza en todas partes: « Sin precedentes », « Nunca visto antes ». Su tercera campaña presidencial rompió todas las reglas, costumbres y prohibiciones que aún regían la política estadounidense. Su regreso político, lleno de idas y venidas, constituye desde hace meses un gran culebrón mundial del que él es el principal antagonista. Una vez más a las puertas del poder, Trump encarna un personaje del que los fundadores de la República estadounidense, apasionados de la historia antigua, desconfiaban de antemano: el del hombre fuerte apoyado por un movimiento popular. César o Nerón, para algunos encarna el recurso contra las instituciones corruptas; para otros, el gran corruptor, agente del caos y la división.
Trump lo jugó todo en su tercera campaña. Para él, lo que está en juego va más allá del poder. El fracaso daría lugar a un proceso…
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