Ahora que el año 2024 ha quedado atrás, es hora de realizar evaluaciones climáticas.
A nivel mundial, la temperatura ha alcanzado un nuevo máximo. En los próximos días, varios institutos climatológicos anunciarán su evaluación del calentamiento global, calculada a partir de todas las estaciones meteorológicas de la Tierra. Ya sabemos que el aumento rondará los 1,5°C respecto a las temperaturas preindustriales.
¿Y en Montréal? Según datos de Environment Canada, el año 2024 habrá sido 3,9°C más cálido que el promedio histórico de la metrópoli.
“Desafortunadamente, esto no es una sorpresa”, afirma Philippe Lucas-Picher, profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de la Universidad de Quebec en Montreal.
Los datos provienen de la estación McGill de Montreal (1872-1993) y de la estación McTavish (1994-2024). Fue Florian Knoll, un pasante del Sr. Lucas-Picher, quien los proporcionó al Deber.
El calentamiento medio en Montreal (+3,9°C) es, por tanto, 2,6 veces superior al del planeta en su conjunto (+1,5°C). Diferentes fenómenos explican esta gran diferencia.
Primero, en general, la atmósfera se calienta más rápidamente sobre los continentes que sobre los océanos. Esto es cierto en Montreal, pero también en todas partes en tierra firme. La razón: los océanos absorben calor. La evaporación de su superficie también disipa mucha energía.
Luego, observamos un efecto de amplificación del calentamiento en los polos. Porque el hielo marino del Ártico, al derretirse, da paso a un mar negro. Esta región se vuelve entonces menos blanca y refleja cada vez menos radiación solar hacia el espacio. Montreal siente su influencia desde la distancia y también ve cómo disminuye su propia capa de nieve.
“El calentamiento en Canadá es aproximadamente el doble del observado a escala global”, recuerda Damon Matthews, climatólogo de la Universidad Concordia.
Por último, también entra en juego un efecto de “isla de calor urbana”. En Montreal, como en otras grandes ciudades, los edificios y las carreteras absorben la radiación solar en lugar de reflejarla. Esto eleva la temperatura. A esto se suma el calor liberado por los automóviles y la calefacción de los edificios.
Año récord a nivel mundial
El aumento récord observado en Montreal forma parte de un calentamiento global excepcional desde 2023. Este calentamiento (+1,5°C) supera la tendencia de varios años, que se sitúa en +1,3°C.
Este estallido se debe en parte al último episodio de El Niño (junio de 2023 a mayo de 2024), que reduce la absorción de calor por el Océano Pacífico.
Según los climatólogos, esto también se debe a una reducción de la cantidad de aerosoles en el aire, en particular gracias a los esfuerzos anticontaminación de China y a una nueva norma de la Organización Marítima Internacional que reduce las emisiones de azufre de los barcos. Los aerosoles son perjudiciales para la salud respiratoria, pero estimulan la creación de nubes que reflejan los rayos del sol.
MM. Sin embargo, Lucas-Picher y Matthews no están seguros de que estos dos efectos (El Niño y los aerosoles) tengan un impacto significativo en la temperatura de Montreal.
Un invierno extremadamente suave
Volvamos a Montreal. Los datos recopilados por investigadores de la UQAM muestran que los meses de invierno de 2024 fueron particularmente suaves.
En febrero de 2024, el mercurio era 6,9°C más cálido que el promedio de febrero de principios del siglo pasado. En enero y marzo la anomalía rondaba los +5°C. Incluso en comparación con épocas recientes (1991-2020), el invierno de 2024 está muy por encima de la media (alrededor de +3°C).
Dicho esto, el año 2024 (el año más caluroso jamás registrado en Montreal) no se caracterizó por temperaturas extremas que dejaran huella, señala Lucas-Picher. “Excepto tal vez la noche de Halloween, que definitivamente se destacó. »
El calentamiento récord en la metrópoli se debe más bien a una “acumulación de anomalías”, que se producen de un final de año a otro, y que imponen una nueva realidad climática más cálida.
“Ahora es difícil contar con una pista helada al aire libre en invierno… Lo mismo ocurre con el esquí: cuando hace frío, hay que apresurarse. Esta es nuestra realidad hoy en día y seguirá calentándose”, afirma con nostalgia el científico.